Delia Patricia Buendía, más conocida como ‘Ma Baker’, vivió en el barrio de Tepito, México. Los medios locales consideran que marcó un hito en la historia criminal, antes de la llegada de otras soberanas del narcotráfico, por trasformarse en la primera mujer en ser cabecilla de un cártel en su país.
La organización de Buendía, a fines de los 90, sentó las bases para que operaran cárteles minoristas en el Valle de México, como la Unión Tepito. De acuerdo a los reportes de la Procuraduría de Justicia de la nación, ‘Ma Baker’ llegó a dirigir a más de un centenar de empresas en las que blanqueaba el dinero obtenido por la venta de estupefacientes.
Sus negocios iban desde la comercialización de drogas en las calles hasta inversiones de autolavados, locales de telefonía y presentaciones de lucha libre. Durante su tiempo liderando el cártel de Neza — ocupación que volvió un negocio familiar— integró a sus dos hijas y a su yerno.
Juntaba su experiencia laboral como secretaria con la venta de droga al menudeo en Tepito, donde tuvo que combatir por el terreno con avezados contrincantes para obtener más posición en el suburbio.
Su poderío llegó a ser tal que consiguió la protección de efectivos policiales de varias empresas para exterminar a la competencia y para así distribuir sin dificultades la mercadería ilícita.
Según el semanario Proceso, la existencia del cártel de Neza y sus actividades fueron investigadas por las autoridades federales entre 2000 y 2002 pese a que había demostrado ser una de las bandas criminales mejores articuladas en México.
Uno de los primeros descuidos de la organización fue terminar con la vida de Mario Roldán, director adjunto de Enlace Operativo de la recordada Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos contra la Salud (FEADS).
En 2002, durante 20 días, ‘Ma Baker’ y su agrupación mandaron a liquidar a tres agentes: Arturo Peréz Estrada, encargado de la base Plata en la delegación Iztapalapa; Guillermo Robles Estrada Liceaga, director de Operaciones Mixtas de la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México, y Nicolás Humberto del Águila Jiménez, miembro del Ministerio Público Federal.
Contaba con la protección de más de 20 funcionarios del Estado, pero la fortuna de la cabecilla acabó el 19 de agosto de 2002, cuando el personal de la Policía arribó a su vivienda, ubicada en la calle Poniente 29, en la localidad de La Perla, en Neza, imputada de varias violaciones a las leyes federales contra la delincuencia organizada y contra la salud.
Buendía fue trasladada al centro penitenciario de Santiaguito, Almoloya de Juárez, acusada de narcotráfico y de haber ordenado la ejecución de tres altos mandos de la fuerza del orden. Fue condenada a 60 años a prisión. A 17 años de su arresto, el cártel de Neza está considerado casi extinto.