Desde el 2013, el Gobierno de Vladímir Putin en Rusia adoptó una ley contra la “propaganda de relaciones sexuales no tradicionales”, que se utiliza a menudo para perseguir a los activistas LGTBQ+ y representa un fuerte instrumento de opresión a la libertad sexual individual para la juventud.
Además, se suman las políticas de “contenido oculto” de algunas redes sociales que pueden eliminar publicaciones si hay un pezón a la vista. Por tal motivo, un grupo de artistas realizó un proyecto fotográfico que exponga al mundo lo que son, con las mismas necesidades, sentimientos y deseos, pese a realizar maniobras para intentar ocultar las orientaciones sexuales “no tradicionales”.
El fotógrafo Nick Gavrilov y el colectivo creativo Generación Z coincidieron y documentaron la intimidad de la juventud en Rusia que puede ser un manifiesto liberador y político. El trabajo fue ejecutado en medio al cuarentena y a través del Proyecto X.
Esta iniciativa pudo ver luz con la utilización de una cámara web. Gavrilov y la productora Diana Spit hurgaron en los espacios íntimos de tres parejas y una joven soltera para captar cómo el autoaislamiento potenció sus búsquedas del placer y los mantuvo a una distancia segura de la vigilancia discriminatoria.
“En Rusia, el sexo sigue siendo tabú, algo de lo que no se habla y que se considera sucio y pecaminoso. La nueva generación también está sufriendo por la falta de educación sexual”, explicaron Gavrilov y Spit en un artículo de la revista VICE.
“Era importante para nosotros incluir a diferentes parejas en el proyecto y ser inclusivos con las personas LGBTQ+. La cercanía y la intimidad son algo que nos concierne a todos”, puntualizaron.
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En Rusia, la “ley de la propaganda gay” no permite la representación de la comunidad LGBTQ+ en la cultural masiva, ya sea en los medios de comunicación, en el espacio público o en la educación, reseñó el portal infobae.
“Creo que mucha gente en Rusia tiene miedo de hablar de su sexualidad porque la esconden. Estoy aquí para tratar de cambiar eso”, dijo Ismail, quien participó en el rodaje con su novio Kirill, de 22 años. “Soy abiertamente gay y no me avergüenzo de ello. Me encanta amar y sentir, así que, ¿por qué no compartir eso?”.
Los jóvenes que fueron fotografiados al desnudo buscan comunicar que el amor, cuando está presionado a ser escondido puertas adentro, se convierte en una desafiante declaración de existencia.
Por su parte, Liza, de 22 años, fue fotografiada con su novia y con una idea muy clara. “Para mí, este proyecto no se trataba tanto de la apertura como de capturar un punto de inflexión de nuestros tiempos a través del cuerpo, las relaciones y la tecnología. Cuando se trata de sexo, se nos enseñó sobre la vergüenza, pero nadie nos enseñó nunca sobre la atracción y la intimidad como parte de una relación humana sana, o sobre el cuerpo en el arte. Ciertamente es difícil ser uno mismo en Rusia”, expresó la joven.
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“Personalmente, no creo que los adolescentes rusos de ahora tengan problemas para hablar de sexo. Solo tenemos que seguir contribuyendo a proyectos como este para que estas discusiones sean comunes”, manifestó Gosha, uno de los integrantes de la pareja gay que participó en la sesión fotográfica.