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Mundo

Desigualdad y el gran desorden bajo los cielos

"Las sociedades más desiguales son, a la vez, las más ineficaces para reducir la pobreza”.

larepublica.pe
García-Sayán

No son sólo las calles de Chile o Colombia. Lo son también las de Francia, Irán, Irak y muchos otros países de Europa, Medio Oriente, Asia y África en los que la protesta social y la baja legitimidad de los poderes públicos extiende el actual “gran desorden bajo los cielos”. Si mentes simplistas y simplificadoras buscan la explicación de todo en las manos ubicuas de siniestros “agitadores”, la cruda realidad nos dice que sí hay explicaciones y causas en gente que quiere ver realizados, por ejemplo, sus derechos a la salud o a una educación de calidad.

La ONU lo analiza bien en el Informe sobre la Situación Mundial 2020 que acaba de publicarse. Un excelente y consistente texto en el que, sin medias tintas y llamando “al pan, pan y al vino, vino”, advierte sobre cómo la actual creciente desigualdad en el mundo no es inercial ni “natural”: la están generando “poderosas fuerzas económicas, sociales y ambientales”. El diagnóstico no es tecnocrático y las respuestas tampoco.

El informe examina, con claridad inusual en este tipo de documentos, cuatro “megatendencias” presentes: en la innovación tecnológica, el cambio climático, la urbanización creciente y las migraciones internacionales.

Si alguien que aspira a la presidencia el 2021 llega a estudiar bien este documento y sacar de allí propuestas osadas y concretas de acción política, anuncio, desde ya, que no sólo votaría por esa persona, sino que haría entusiasta campaña a su favor. Llamo la atención sobre dos de estos cuatro asuntos: la innovación tecnológica y la urbanización.

Innovación tecnológica. Si bien se menciona lo que trae de bueno, no soslaya que en el camino quedan ganadores y perdedores. Entre los segundos, quienes pierden –o no consiguen– empleo o ubicación por una automatización que prescinde cada vez más de trabajadores. Las peores predicciones de Noah Harari hechas realidad: robots y logaritmos reemplazando a millones.

¿Respuestas? Hay algunas. La central: que todo el mundo tenga acceso a esas herramientas tecnológicas de comunicación y acceso a información (acceso a formación online, consultas médicas, diálogos para la participación, etc.). Para eso hay necesidad de políticas públicas para alcanzar esos objetivos y no los derivados solamente del afán de lucro de los gigantes oligopólicos de la información.

Creciente urbanización. Por primera vez en la historia, más gente vive en áreas urbanas que en el campo mientras las zonas urbanas se han convertido en espacios más desiguales que los rurales. Las barriadas (cualquiera que sea el nombre según el país), en donde vive uno de cada cuatro habitantes urbanos, destacan como el principal símbolo de exclusión.

¿Respuestas? Planificación urbana, gestión urbana y una estrategia de gobernabilidad urbana como política de Estado y no como circunscrita cuestión municipal. Incluye, explícitamente, transporte público para facilitar el desplazamiento de todos.

El telón de fondo: la desigualdad; que opera como un círculo vicioso, las sociedades más desiguales son, a la vez, las más ineficaces para reducir la pobreza. Conclusión: políticas de Estado coherentes y que no soslayen la impostergable democratización del poder.

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