Otra mirada. No todo en las cárceles peruanas es malo. Hay historias dignas como la de Juan Callata, que durante sus 12 años de encierro creó su empresa que ahora vende cajas chinas. Internos producen cerca 30 millones de soles. ,Los que salen de prisión nunca quisieran volver ni tocar las puertas de ese infierno. Sin embargo, Juan Callata (50) sí lo hizo. Cinco días después de salir libre, regresó al reclusorio de Socabaya en Arequipa para seguir trabajando con sus compañeros. Y es que mientras purgó 12 años de prisión, creó su propia empresa de cajas chinas (hornos). Ahora que abandonó las frías rejas (hace un mes), quiso seguir con el negocio y ayudar a más reos. En la actualidad da empleo a 15 de ellos. PUEDES VER: San Juan de Lurigancho: INPE se pronuncia por asesinato de trabajadora a balazos Cuando ingresó a Socabaya, cuenta, empezó a trabajar en los talleres que ofrece el Instituto Nacional Penitenciario (INPE) bajo su programa de reinserción social "Cárceles Productivas". Primero aprendió a hacer torteras en distintas formas y asaderas (hojalatería); luego a hacer esas parrillas. "Ahora con las cajas chinas me está yendo muy bien", dice agradecido. Son varias las ocasiones a la semana que tiene que pisar la cárcel para llevar el material con el que se trabajará. El INPE le otorgó un permiso especial para su ingreso. Pero Callata no es el único. Hay 16 empresas de diversos rubros que emplean a muchos de los más de 2 mil condenados del reclusorio arequipeño gracias a un convenio con el INPE. El empresario Paul Vizcarra Yapa, gerente de Pavilla EIRL, trabaja con las mujeres reclusas del penal de Tacna desde 1999 y hace ocho meses con mujeres y hombres del Socabaya. "Mucha gente piensa que en los penales no hay nada bueno (...) no todos se van a recuperar, pero hay muchos que sí", indica. Vizcarra se dedica al rubro textil. Todas las prendas que exportó a Chile e Italia fueron confeccionadas dentro de los penales. El INPE calcula que los bienes que producen sus 240 talleres de las 69 cárceles del país alcanzan los 30 millones de soles al año. De toda esa suma, el 10% se queda en el programa para reinvertirlo en equipamiento y que para que el programa se autosostenga. Cada recluso puede llegar a ganar desde 400 hasta los 1,200 soles, según el pedido del empresario. FALTAN TALLERES De los más de 82 mil reos del país, 24 mil integran "Cárceles Productivas", 16 mil estudian y 5 mil son "irrecuperables". El resto (más de 40 mil) podría ser capacitado para trabajar pero no hay el espacio ni la implementación suficientes en los talleres. "Nueve de cada diez internos señalan que no trabajan porque no hay talleres. No tiene dónde laborar", declaró Laura Pilar Díaz Ugaz, miembro del Consejo Nacional Penitenciario del INPE. Sostuvo que este año recibirán una inyección presupuestal del gobierno para crear 7 talleres más en las cárceles. En el evento denominado "Reinserción económica y oportunidades para emprendedores", dirigido a empresarios, Díaz Ugaz los invitó para que apuesten por la mano de obra de los penales. Ayer el INPE suscribió tres convenios con tres empresas de diversos ámbitos.