Reforma electoral. Ejecutivo plantea reducir a solo el 1% el porcentaje para poder inscribir a un nuevo partido, pero el Legislativo y el JNE proponen mantener la valla en 4%.,Desde la promulgación de la Ley de Partidos Políticos, en noviembre del 2003, uno de los principales objetivos fue el fortalecimiento del sistema de partidos. Una de las primeras metas por entonces era la reducción del número de partidos. Una década y media ha pasado y el tema nuevamente regresa a la agenda pública, con posturas contrarias entre el Poder Ejecutivo y el grupo de trabajo de la comisión de Constitución del Congreso. Un tema de especial controversia es el mínimo de firmas para poder inscribir un nuevo partido. En enero del 2016, el Congreso incrementó de 3% a 4% el porcentaje mínimo de firmas, en función al total de electores que sufragaron en los últimos comicios. PUEDES VER: Fujimorista Aramayo presentó proyecto que beneficiaría a minería ilegal Siendo así, organizaciones como el Partido Morado, de Julio Guzmán, o Nuevo Perú, de Verónika Mendoza, tendrían que lograr un promedio de 750 mil firmas para lograr su inscripción legal. Contra esto, el Poder Ejecutivo propone reducir ese porcentaje de 4% a 1%. Con esta iniciativa, las nuevas organizaciones tendrían que juntar solo cerca de 188 mil firmas. Los argumentos Voces consultadas en el Ejecutivo explican que, mientras por un lado la normatividad actual establece una serie de sanciones contra los partidos, no hay mecanismos para promover la renovación política. Esa renovación se podría activar reduciendo el porcentaje de firmas al 1% y estableciendo, al mismo tiempo, otros mecanismos que garanticen la sostenibilidad. Consultado al respecto, el legislador oficialista Gino Costa explica que el porcentaje del 4% obliga a las nuevas organizaciones a tomarse demasiado tiempo para juntar firmas, cuando ese esfuerzo se podría volcar al fortalecimiento organizativo de un partido. “La idea es que el ingreso sea más fácil, pero las reglas para mantenerse sean difíciles”, explica, citando como ejemplo la valla electoral. Desde la otra orilla, la legisladora fujimorista Patricia Donayre, responsable del grupo de trabajo que elabora una propuesta integral de reforma electoral, defiende mantener en 4% el mínimo de firmas. En su opinión, no es razonable establecer exigencias como la valla electoral y, por otro lado, reducir otros requisitos. “Si debilito las exigencias, como en el caso de las firmas, ya no funciona. Queremos que haya pocos partidos, no queremos movimientos ocasionales”, explicó, en diálogo con La República. Donayre agrega que el Congreso busca incorporar otras exigencias. “Para participar en elecciones generales, un partido deberá tener un mínimo de tres años de inscripción, y un año mínimo, para las elecciones regionales”, sostiene, aunque niega que esto último busque cerrar las opciones, de cara a los comicios del 2021. No piensa lo mismo Rodolfo Pérez, miembro de la comisión política del Partido Morado. “Viendo las encuestas que hay hoy en día, Julio Guzmán y Verónika Mendoza lideran interesantes procesos políticos. Un plazo de antigüedad, como plantea el Congreso, no debería proceder”, sostiene. Desde su punto de vista, esta última propuesta tendría como propósito excluir a otros actores políticos de la contienda del 2021. Pérez está de acuerdo con reducir el porcentaje de firmas para la inscripción, “porque en el Perú este requisito es el más alto de América Latina”. Lo mismo considera Alberto Quintanilla, congresista por el Frente Amplio que, además, forma parte del proceso de recolección de firmas para Nuevo Perú. En su opinión, la legitimidad de un partido no debe estar determinada solo por el número de adherentes. Con todo, este miércoles 3 de mayo será clave, pues el grupo liderado por Donayre tomará una decisión respecto del proyecto del Ejecutivo. Contra el requisito previo de las firmas Fernando Tuesta Politólogo de la PUCP El Perú es el que tiene la exigencia del número de firmas más alta de la región y de muchas otras regiones del mundo. Este requisito ha terminado convirtiéndose en un obstáculo. En nuestro país se ha generado un mercado negro de firmas. Los partidos ya no entregan firmas verdaderas, sino firmas parecidas, llamadas válidas. Tenemos muchos partidos que han cumplido con el número alto de firmas, pero es claro que eso ya no constituye una demostración de existencia organizacional. El Parlamento debe discutir, primero, sobre si las firmas deben ser un requisito; y, segundo, qué otros requisitos se pueden poner, distintos a las firmas. Personalmente estoy en contra de colocar las firmas como requisito de inscripción. Se debe evaluar otras propuestas que garanticen la vigencia organizacional. Por ejemplo, un mínimo de electores participantes en las elecciones internas u otras alternativas, y siempre en el marco de una reforma integral y no solo con medidas parciales.