En noviembre. Desaprobación a su mandato alcanza el 37%, según encuesta nacional urbano rural de GfK. La mayoría no se enteró de las reformas del Ejecutivo para reducir trámites pero las califican de positivas.,En un mes en el que los cuestionamientos de la oposición recrudecieron y la aparición de Keiko Fujimori abonó para sumar críticas, la aprobación del presidente de la República, Pedro Pablo Kuczynski, se mantiene en 51%; sin embargo, su nivel de desaprobación creció en cinco puntos en noviembre y alcanzó el 37%, según la encuesta nacional urbano rural de GfK. PUEDES VER: PPK: "Perú tiene reservas de gas para decenas de años" Si bien Kuczynski sigue logrando un amplio respaldo en sectores A y B con 70%, es en el D donde un 41% no apoya al gobierno. ¿Pero cuáles son los principales temas que la población reclama a Kuczynski tras cuatro meses de asumir la gestión? Pues la encuesta revela que el 61% muestra preocupación por el alza de precios, el 74% tiene la percepción de que no se combate la delincuencia y el 26% apunta que Kuczynski no gobierna para los más pobres. Entre los aspectos positivos que la población valora de esta gestión está que se realiza un cambio para la mejora del país (25%), así también el 24% considera que están trabajando en la lucha contra la corrupción y un 22% precisa que el gobierno está promoviendo las inversiones y el empleo. Además, la imagen del mandatario, quien se ha caracterizado por tener una actitud risueña –que la oposición critica– con la población y en actividades oficiales como el APEC 2016, también ha sufrido una caída. El 62% de los encuestados dice que Kuczynski es querido por los peruanos, el 63% afirma que es respetado por ellos y el 57% le otorga confianza. En estos tres ámbitos, en el récord histórico se ve una caída de cerca de diez puntos. Luego de llegar a Palacio de Gobierno, la población tuvo gran expectativa de que la actual gestión gobierne para los más pobres, alcanzando el 43% en agosto. Pero hoy el panorama es distinto, ya que solo 26% espera que sea un gobierno para los más humildes frente al 57% que manifiesta que favorecerá a las grandes empresas. En tanto, el actual gabinete de ministros, que estuvo sustentando el Presupuesto del 2017 en el Congreso, alcanza una desaprobación de la población del 50% y un respaldo de solo el 34%. Mientras que en el caso del primer ministro, Fernando Zavala, el apoyo que consigue alcanza el 34% y tiene un rechazo del 38%. Asimismo, los ministros de Economía, Alfredo Thorne, y de Interior, Carlos Basombrío, sectores claves en las demandas de la población, también tienen los números en rojo. A Thorne solo el 32% lo aprueba y Basombrío llega al 29%. Paquete simplificador Hace unas semanas, Zavala dio a conocer el primer paquete de medidas que buscan reducir los trámites en el Estado. Sin embargo, la mayoría de los peruanos no se enteró de las reformas planteadas por el Ejecutivo, el 56% no escuchó hablar de estas normas. Lo paradójico es que si bien no se informaron al respecto, el 30% dice que estas sí ayudarán a reducir la burocracia y el 66% no sabe o no opina. Entre las personas que sí se enteraron de este denominado paquete simplificador, el 36% está a favor de que los ciudadanos que tengan alguna discapacidad puedan obtener un certificado de esta en cualquier centro de salud público, el 35% apoya que la primera copia de la denuncia policial sea gratuita y el también 35% respalda que se presente la documentación como copia de DNI, partida de nacimiento, entre otros, una sola vez. Enfoque: No conoce ¿le interesa? Hernán Chaparro Gerente GfK Culminada la “luna de miel”, el nivel de aprobación de PPK dejó de descender para ubicarse en aproximadamente un 50%. Nunca se debe descartar alguna impensada crisis pero considerando que entramos al tramo final del año, y tomando en cuenta lo que ha sucedido en períodos similares, puede que estas cifras lo acompañen hasta los primeros meses del 2017. La gente percibe que el gobierno está buscando hacer las cosas de manera diferente (“Están realizando un cambio para la mejora del país”) y que se está trabajando para promover la inversión y el empleo. Por otro lado, no se percibe una lucha suficiente contra la delincuencia y hay gran preocupación al ver que día a día los precios suben, sobre todo entre las mujeres y en particular entre las amas de casa que a diario van al mercado. Al igual que el mes anterior, la evaluación de la lucha contra la corrupción genera posiciones encontradas. El gobierno debería ver qué medidas y mensajes contundentes plantea en este sentido. La estrategia de comunicación y acción política del presidente y su gabinete tienen que tomar en cuenta que impactar en el ánimo ciudadano no será sencillo. No solo porque el Estado es el mismo de siempre; o porque la oposición, mayoritaria en el congreso, tiene su propio juego de ir desgastando sino que la ciudadanía arrastra un importante cansancio hacia la política que la lleva a estar poco conectada. Solo tres ejemplos de esta actitud: 44% no está ni enterada que Keiko Fujimori reapareció en la escena pública, 67% nunca se enteró de la renuncia de militantes a Tierra y Libertad y 56% no conoce de las medidas que tomó el gobierno para simplificar una serie de trámites. Como titula un libro de Fernando Tuesta, la población No sabe / No opina…digo yo, no conoce y no está claro si le interesa. No es ignorancia, es falta de cariño por la política. Afecta a todos pero el gobierno es el que más necesita que lo escuchen. Enfoque: La ciudadanía también lo hace responsable David Sulmont Analista político Por primera vez, Keiko Fujimori aparece con una desaprobación mayor que la aprobación; la distancia es pequeña, sí... pero es significativa. Y lo mismo sucede en el caso de Luz Salgado. Ello refleja el costo de ser parte responsable de la gobernabilidad del país, porque teniendo el control de Congreso, el fujimorismo no puede desligarse del costo político de lo que viene ocurriendo; y la ciudadanía en general –lo hemos visto en anteriores gobiernos– es muy dura con su evaluación. Su nivel de desaprobación bastante importante siempre estuvo alrededor del 40%; pese a ello es probable que Keiko –después de Pedro Pablo Kuczynski– sea la política con mayor respaldo, cosa que es un capital bastante importante. El fujimorismo ha sufrido también por una ausencia mediática de Keiko, pero tampoco se ve que haya una agenda clara de propuestas, salvo asumir el rol de oposición, y eso lo vamos a ver con la interpelación al ministro Jaime Saavedra, y ahora están con este caramelo de lo de Nadine. Y no es de extrañar que el fujimorismo vaya a aprovechar toda oportunidad para criticar al Gobierno. El tema es que, dada la fuerza que tiene en el Parlamento, la ciudadanía también los hará responsables de todo lo bueno y lo malo que pase. Eso es algo que deben manejar con mucho cuidado. La reaparición de Keiko es un gesto que gusta a su propia base, muy por el contrario de los que no lo son, que son una gran mayoría que no les importa; esto solo sirve para fortalecer su base electoral y política, que es algo que tiene que hacer un partido: mantener a sus correligionarios o seguidores. Enfoque: La imagen de la buena candidata se desgasta Eduardo Dargent Analista político Al inicio de la campaña pasada no había en la izquierda una candidata o candidato que garantizara un buen resultado, por eso las negociaciones de sus diversos grupos para lograr una candidatura unitaria no avanzaron, y algunos nombres con proyección terminaron enterrados en peleas absurdas. Tal como sucedió el 2006, muy distinto al 2011, cuando Ollanta Humala fue ese candidato unificador. El resultado de la elección, sin embargo, hacía pensar que esos debates habían terminado hacia el 2021; el buen desempeño de Verónika Mendoza dejaba en claro que había candidata, alguien comprometida con el ideario de los grupos que componen la izquierda, con arrastre electoral, y capacidad de iniciar un proceso de construcción partidaria. Tocaba ahora el trabajo difícil: construir un discurso para consolidar su base y también intentar romper resistencias vistas en la campaña; atraer personas con capacidad de gobierno y buenos candidatos para el 2018; avanzar una agenda desde el Congreso. Un reto complicado que requería mucha cabeza, conciencia de sus propias tradiciones fratricidas y capacidad de renuncia de todos los involucrados. Pero más bien lo que hemos visto desde la elección son peleas internas, agendas pequeñas que impiden ver un proceso más amplio, debates que son ajenos a la opinión pública. Y el resultado hasta ahora es el predecible: la imagen de esa buena candidata se va desgastando lentamente y, en vez de poder dedicarse de lleno a esos temas nacionales, termina perdiendo su tiempo en peleas minúsculas. Debería ser un anuncio de alerta para los interesados en construir una izquierda fuerte.