Mientras el gobierno y la mayoría opositora ocupan casi todo el campo de batalla, ¿qué pueden hacer los demás? Algunos dirigentes excluidos de ese pulseo simplemente se han vuelto comentaristas, a favor o en contra de lo que va sucediendo. Otros además se dedican a fortalecer sus propios músculos, pensando en el futuro. Una idea de sentido común es que la próxima competencia presidencial será entre un miembro de la familia Fujimori y alguien que no vendrá del actual partido de gobierno. Pero la idea incluye a otra: que ese competidor tendrá que ser formidable si quiere llegar a alguna parte. ¿De dónde podría salir esa persona? Pero hay el sentido común, y luego está la lógica de lo electoral, donde abundan las sorpresas, los contrasentidos, los reveses de fortuna. Por eso quizás aunque ahora no participen en el match de fondo, los terceros excluidos no suelen pensar que están observando el espectáculo desde balcón. Más bien están esperando su oportunidad. Es probable que no haya muchas ideas presidenciales dando vueltas, y que predominen las regionales, municipales y parlamentarias. Algo así como los segundos y terceros premios de la competencia democrática, pero decisivos para mantener a los partidos oxigenados. Terrenos de un activismo posible, que incluye buscar alianzas convenientes. Parte del problema hoy es que las dos fuerzas en pugna controlan, cada una en su esfera y a su modo, parte de las bolsas de recursos que permiten realizar obras y ganar puntos entre la población. Los demás partidos son un tercero excluido en las mesas sobre las que se corta el jamón presupuestal. Algunos políticos de fuera se han acercado al gobierno o a Fuerza Popular, pero suelen ser aproximaciones circunstanciales, sin mucha convicción, es decir sin mucho compromiso. Además todos saben por experiencia que en la elección de 2018 asociarse con alguno de los poderes centrales no es mucha garantía. ¿Crecen algunos de los partidos mientras los dos mayores poderes se desgastan en su conflicto? No es la impresión que da en estos tiempos, pero eso podría cambiar más adelante. Aunque para aprovechar los retrocesos del rival se necesita propuestas atractivas, banderas que otros no puedan secuestrar. Algo que todavía no se ve flamear por ninguna parte. ¿Crecen algunos de los partidos mientras los dos mayores poderes se desgastan en su conflicto? No es la impresión que da en estos tiempos.