Perú, país indolente, indiferente, informal y corrupto. Los incendios, pasando por Mesa Redonda y Utopía hasta el ocurrido en Las Malvinas, no son más que el reflejo de una sociedad chicha donde las leyes existen pero muy pocos respetan. No voy a criticar el modelo económico, no soy experta, pero no hay que serlo para entender que algo no está funcionando. No sé si necesitamos más leyes y regulaciones o si es la falta de institucionalidad la que nos pasa factura. Lo que sí tengo claro es que, como ciudadana, estoy harta de las discusiones políticas que no conducen a nada. Porque vamos, negarán acaso –los de uno y otro lado– que es desalentador ver cómo nuestra clase política es incapaz de convivir bajo las mínimas normas del respeto, sin chantajes, sin rabos de paja, respetando la ley, los derechos y la igualdad. ¿No frustra y deprime elegir gobernantes que resultan siendo dictadores, autoritarios, corruptos, criminales, sinvergüenzas, mentirosos, incapaces o débiles?El mismo día en el que discutíamos el indulto al reo Fujimori, nos llenábamos de insultos y abundaban los análisis con los pro y contras, el fuego consumía un centro comercial que –como muchos otros– refleja la informalidad y precariedad que campean en el país. Ese fuego acabó con la vida de jóvenes humildes que trabajaban por necesidad en las peores condiciones (sí, aunque muchos no lo crean a eso obliga la pobreza), esclavizados como seguramente miles más lo hacen ante nuestra mirada egoísta y centralista que no nos deja ver más allá de nuestras narices.No sé si liberen a Fujimori, no tengo idea si PPK cerrará el Congreso, si seguirán acorralándolo o él dé pelea. Lo único que sé es que mientras nos agarramos a puyazos miles de peruanos seguirán, sin saber ni interesarle la política, explotados y abandonados en alguna fábrica clandestina, en un lavadero o campamento ilegal, en algún negocio informal o un prostíbulo hasta que una nueva tragedia nos saque de la burbuja en la que vivimos para enrostrarnos esa realidad que nos indigna, pero que volveremos a olvidar cuando pase el efecto mediático.