Edgar Alarcón debe dejar la CGR por su gran rabo de paja.,Incluso antes de las denuncias del domingo ya era obvio que Edgar Alarcón debía dejar la contraloría general de la república (CGR) por estar clara su vocación de subordinarse a cualquier interés que le asegure la continuidad en el puesto, algo sin duda inconveniente en ese cargo. La sospecha fue clamorosa, tanto por su conclusión ‘final’ sobre el diseño contractual del proyecto de Chinchero, como por la perversión del papel de la institución que aún dirige. Sobre el informe, y en particular por las acusaciones hechas por este mono con metralleta que es hoy la CGR con Alarcón, José Ugaz no pudo ser más claro: “El problema es que no existe ningún indicio para acusar de actos dolosos. El informe de la contraloría no sustenta su acusación, es inconsistente y linda con lo arbitrario”. Pero el problema es aún más grave, pues Alarcón se ha prestado a pervertir el papel de la institución que aún jefatura al convertirla en un controlador ex ante en vez de –como debiera ser– ex post, tal como precisa Aníbal Quiroga: “Esa no es función de la CGR según la constitución”. Hay, en este sentido, consenso entre los expertos en que Alarcón usó Chinchero para vulnerar la ley orgánica de la propia CGR así como la ley de asociaciones público-privadas, yendo más allá de lo que sí debe hacer: supervisar la legalidad de la ejecución del presupuesto público en vez de convertirse en protagonista de la implementación de la gestión pública. Pero Chinchero no fue el primer error de este contralor figuretti. Como apuntó el domingo un reporte de El Comercio, están desde la contratación del ex congresista fujimorista Juan José Díaz Dios; un informe sobre la línea 2 del metro fuera de la competencia de la CGR; y un comportamiento cómplice con el Congreso y su presidenta, Luz Salgado, en la compra de computadoras. En este contexto, Cuarto Poder divulgó el domingo dos denuncias sobre Alarcón: un pago sospechosamente excesivo por liquidación a una trabajadora de la CGR y una maniobra para que no lo investiguen por unas compras indebidas de vehículos. De esto último estaban al tanto los fujimoristas pero lo ocultaron en el congreso para protegerlo cuando era obvio que ya había sido cooptado por ellos, tras ser nombrado a iniciativa del gobierno de Ollanta Humala. Pero Alarcón no era ‘nacionalista’, aunque podía disfrazarse de eso, y puede ser un ariete de Fuerza Popular contra el gobierno, sin ser fujimorista. Él solo es un funcionario con rabo de paja dispuesto a pervertir la misión de la CGR con tal de durar en el puesto, lo cual es pernicioso para una responsabilidad tan importante.