La Contraloría está planteando, en su más reciente informe sobre el caso Chinchero, denuncias penales para más de diez funcionarios involucrados en este contrato por negociación incompatible. ¿Que el contrato de Chinchero y la adenda firmada eran escandalosos? Lo eran. ¿Que de por sí, la construcción de un aeropuerto en este lugar sea una locura? Para muchos técnicos e ingenieros lo es. Fuera de ello, la salida de Vizcarra y el cumplimiento de la vendetta fujimorista es responsabilidad de un gobierno en crisis, que ha terminado de venderse al fujimorismo”. Pero algo igual de evidente, aunque menos comentado, emana desde la Contraloría. ¿Qué está pasando con sus informes? ¿A quién responde el contralor? ¿Cómo (¡y cuándo!) vemos los resultados de su trabajo? Ojo que una denuncia mal planteada puede socavar todo un caso, ya lo hemos visto antes… “Tanto ruido por cinco milloncitos”, esa fue la frase con la que el actual contralor, Edgar Alarcón, minimizó el caso de la frustrada adquisición de 980 computadoras, esas que la gestión de Luz Salgado quiso comprar casi a la medianoche, ¿recuerdan? Yo dudo de que un contralor se exprese así en otras partes del mundo. Lo destituyen al día siguiente. Pero bueno, sigamos en el Perú. ¿Qué le pasó a Luz Salgado, presidenta del Congreso y responsable de esa gestión? ¿No pasó nada porque “solo” eran cinco milloncitos?… pero, esperen. ¿Acaso el contralor Edgar Alarcón no contrató a un ex congresista fujimorista como coordinador parlamentario? Ah, ahora lo recuerdo. Juan Díaz Dios fue nombrado por el mismo contralor para ser gerente de la Oficina de Coordinación Parlamentaria de la Contraloría. Alarcón defendió esta designación a capa y espada, aunque el escándalo pudo más. A menos de un mes de ser nombrado, Díaz Dios renunció solito. Es que era muy evidente, ¿no les parece? Es que ES muy evidente. Los 5 milloncitos por las computadoras, 10 mil solcitos en turrones para los congresistas en su mes morado, canastas de 920 solcitos cada una (cerca de 4 millones en total) para nuestros abnegados parlamentarios… todos estos “gastitos” en la gestión de la fujimorista Luz Salgado como presidenta del Congreso fueron prácticamente pasados por alto en la Contraloría. ¿Por qué, señor Alarcón? ¿Por qué no les dice de una vez a los peruanos algo sobre su corazoncito naranja? Y mientras estas cosas se pasan por agua tibia, ¿qué pasa con el resto, sobre los temas que sí se “trabajan”? ¿Qué pasa con Chinchero? ¿Por qué tantos informes de la Contraloría terminan en el tacho y la mayoría de denuncias no proceden? Porque algunos mamarrachos legales, mal planteados, terminan favoreciendo a la total impunidad… esperemos que no sea el caso. Y esperamos que el contralor de una vez salga y dé la cara, porque al fujimorismo sí no le hace ningún informe, ni siquiera uno mal hecho.