Dificultades de la izquierda para ser una alternativa seria.,Varios hechos recientes confirman que la izquierda peruana tiene varios problemas pendientes de solución para ser una alternativa seria y viable en el año 2021. Por un lado, la izquierda tiene dificultades internas que parecen insalvables. Esto no ocurre necesariamente por diferencias programáticas pues, habiendo, como en cualquier agrupación, puntos de vista distintos, más parece primar una división que se origina, en esencia, por personalismos imposibles de superar. Es lo que se constata desde que arrancó el actual lustro político, en julio pasado, entre los sectores liderados por la ex candidata presidencial Verónika Mendoza, quien hoy encabeza la formación del partido Nuevo Perú y Marco Arana, el dirigente principal de Tierra y Libertad (TyL). Una de las primeras manifestaciones de una procesión que iba por dentro ocurrió cuando la bancada del Frente Amplio (FA) se partió respecto de la generación, a partir de los sueldos de sus parlamentarios, de un pago para Mendoza para que pudiera sufragar su actividad política; y la próxima en camino se producirá cuando, en mayo, se otorgue el financiamiento público a los partidos, el cual seguramente irá solo para TyL. Pero sería mezquino sostener que es un problema de dinero porque lo que hay detrás es un manejo insalvable de personalismos. Esto, sin embargo, no es monopolio de la izquierda pues, si se mira al otro lado, el de la derecha, se encuentran muchos partidos por el mismo motivo. El problema es mayor cuando se presta atención a las posiciones de la izquierda sobre temas que, por un lado, la distancian de la ciudadanía; y, por el otro, constituyen manjar blanco para que la derecha política haga papilla con la izquierda. Está, por ejemplo, la posición de varios miembros del FA sobre los comandos Chavín de Huántar que fue una ocasión para observar que algunos de ellos tienen una simpatía lamentable y penosa por el terrorismo. También, sobre la autocracia venezolana, donde se observa que en el FA hay una simpatía absurda por un régimen chavista que sea cae a pedazos ante el empecinamiento del gobierno de Nicolás Maduro para perpetuarse en el poder para seguir robando. El asunto de la unidad es, finalmente, el de menos pues, como ocurre en la derecha o el centro, la variedad de partidos es un hecho de la vida, pero lo penoso es comprobar que la izquierda peruana sigue atrapada por ideas anquilosadas que impiden que, como está ahora, se la pueda considerar una alternativa responsable para las elecciones 2021.