«Morir de amor: Un reportaje sobre el feminicidio en el Perú» es un libro incómodo, emocionante, indispensable. Sin recurrir al melodrama ni a la truculencia —«recursos» usuales en el tratamiento periodístico de esta temática—, Teresina Muñoz-Nájar (Lima, 1955) recoge las historias de cuatro mujeres con vidas dispares pero un destino común: la muerte violenta a manos de sus parejas, por un amor enfermo e irracional.Quizá el libro no sería tan impactante si no fuera por la sutileza y sensibilidad con que Muñoz-Nájar ha encarado estos crímenes, tristemente usuales en las páginas policiales de los diarios peruanos. Su prosa contenida, despojada de adjetivos, busca contar sin enjuiciar, y permite que sea el lector quien descubra sus propias opiniones, mientras se asombra, se conmueve, se subleva. A pesar de ello, la autora no se despoja de su capacidad de sorpresa e indignación, identificándose con el drama de Simona, Lisbeth, Tiffany y Karol, sus cuatro protagonistas. Quizá el perfil más logrado sea el primero, el de Simona Estelita Quispe —asesinada por su novio Luis Sucasaire—, a quien la propia autora conoció, y que sirve como detonante para escribir el libro.Mientras narra los enamoramientos, que se vuelven complejos y tormentosos hasta desembocar en sus feroces finales, Muñoz-Nájar intercala estadísticas judiciales y proyecciones censales, junto con testimonios de especialistas, de los familiares e incluso de los propios asesinos. Además de un marcado contraste de puntos de vista, esta estrategia permite pasar de lo individual a lo colectivo, partir de los casos concretos para comprender que estos brutales ejemplos no son excepcionales, sino que permean todo nuestro tejido social, sin importar la ubicación geográfica ni el nivel socioeconómico.«Morir de amor» es un brillante ejemplo del impacto positivo que puede tener el buen periodismo, capaz de captar las historias sobre las que se debe reflexionar y discutir, para construir un mundo mejor. Se enmarca dentro de un proceso más grande que vive el Perú, donde los crímenes de odio recién comienza a hacerse visibles, a pesar coletazos conservadores como los que llegan hasta el Congreso de la República, que hace solo dos semanas derogó las referencias a la orientación sexual y la identidad de género del Decreto Legislativo Nº 1323. Como es evidente, un momento fundamental del mismo fue la marcha «Ni Una Menos», donde miles de personas salieron a las calles para protestar por el actual estado de las cosas, y exigieron un cambio a todo nivel.Si hubiera que hacer una crítica al libro de Teresina Muñoz-Nájar tendría que ver con su extensión. Es cierto que la brevedad de «Morir de amor» deja una sensación parecida a los finales abiertos de la literatura, que acompañan al lector una vez que concluye el relato, obligándolo a rumiar sobre la historia, volver a ella una y otra vez, para pensarla, completarla e intentarla comprender. Pero esta investigación de Teresina Muñoz-Nájar merece ser más ambiciosa, incorporar nuevas historias, quizá explorar una visión comparada, para terminar comprender en qué triste lugar de privilegio nos ubicamos los peruanos en el ranking mundial de la violencia contra la mujer.