Desde que se conocieron los nombres de los candidatos propuestos por Fuerza Popular y el Partido Aprista Peruano para el Banco Central de Reserva, una ola de protestas se levantó en redes sociales, círculos económicos especializados y hasta en editoriales y columnistas de prensa escrita. No es lo usual. Por lo general, el nombramiento de los miembros del BCR es un asunto que pasa inadvertido para el grueso del público. Los últimos gobiernos han buscado, desde el Ejecutivo, perfiles más tecnocráticos (nombra a 4 miembros y uno de ellos preside el Banco) y desde el parlamento, perfiles más políticos, (nombra a los tres restantes). Sin embargo, en la famosa protesta contra la “repartija” de cargos constitucionales hubo un llamado serio de atención al Congreso pasado. No es sano que instituciones autónomas al Ejecutivo y al Legislativo tengan dependencia política.Elmer Cuba, candidato propuesto por Fuerza Popular, encaja en el perfil tecnocrático que ya tienen los 4 miembros designados por el Ejecutivo. Estos cinco, se conocen académicamente, se citan, se leen, se respetan desde hace décadas. Julio Velarde tiene un liderazgo en este mundo que le da, sin lugar a dudas, la posibilidad de llegar a ser Presidente del BCR por 15 años si culmina este mandato. Estos cinco hacen mayoría, así que no creo que venga un terremoto económico que desplome el Sol, si es eso lo que preocupa. La estabilidad de la moneda, en cuanto a buen manejo del BCR, sigue estando asegurada.Es evidente que los ahora directores Rafael Rey y Jose Chlimper no encajan en la descripción de los atributos establecidos en el artículo 11 de la Ley del Banco Central de Reserva. El primero, por no tener conocimiento en la materia; y, el segundo, por su participación en la campaña de Keiko Fujimori como proveedor de unos audios incriminatorios que resultaron falsos. Sin embargo, fueron elegidos porque la decisión final es de una sola persona: Keiko Fujimori. Los 5 votos apristas se sumaron a los 66 votos fujimoristas presentes para lograr sobradamente la designación. ¿Qué esperaban? ¿Qué Fujimori no use su mayoría para hacer lo que se le antoje? Lo ha hecho y lo seguirá haciendo. ¿Los responsables? Los electores que le dieron 72 votos en abril de este año.Dicho esto, nótese que Elmer Cuba obtuvo los votos de todos los partidos, menos de Frente Amplio. Natural, dado que Frente Amplio probablemente no tendría en el BCR ni a uno solo de los actuales directores. Es decir, la designación de Fuerza Popular prueba, en el caso de Elmer Cuba, que no existía un veto generalizado al origen político del propuesto. Eso, no es poca cosa. El problema, está claro también en la reacción pública, es con las calidades profesionales de las personas.Visto desde este ángulo, la prepotencia puede costarle muy poco al país, pero mucho a Keiko Fujimori. Lo que ha probado es que favorecer a sus dos ex candidatos a la Vice Presidencia el 2006 y el 2011, la presenta como una lideresa sin cuadros y sin capacidad de convocatoria. ¿No había alguien de las calidades de Elmer Cuba en cuanto a especialización en la materia? Cuba, que ha apoyado a diversos candidatos y que fue una adición de última hora a su campaña, puede distanciarse políticamente de ella en una materia en la que Keiko Fujimori no sabe nada de nada. ¿No había nadie más con ese perfil que quisiera ser propuesto por Fuerza Popular? ¿No encontró a nadie o nadie le aceptó asociar su nombre al fujimorismo? Eso es grave para la candidata que aspira a gobernar el 2021.Lo mismo podemos decir del Partido Aprista que, asociado de facto a Fuerza Popular, tenía la opción de poner un candidato. ¿No tienen otros cuadros? ¿Uno que sepa del tema? ¿Tan poco tiene el Apra para ofrecer en materia de convocatoria económica? La cereza de este extraño pastel la puso el propio Presidente Kuczynski que dedicó frases de alabanza a José Chlimper. Parece que se olvidó por completo de todo lo que le dijo en el segundo debate presidencial a propósito del tráfico de audios. Felizmente, Fernando Zavala –que se ésta ganando la condecoración de bombero honorario– salió a relativizar la declaración presidencial y arrojar la responsabilidad en la única cancha en la que debe quedar: la de Keiko Fujimori.