El congresista Alejandro Aguinaga opina que fue un error de Fuerza Popular desfujimorizar la campaña. Podemos leer en eso una crítica directa a Keiko Fujimori por no haber hecho de Alberto Fujimori el centro de su estrategia electoral. Pero la frase también es una advertencia sobre intentos de refujimorización del partido. La idea es discutible. Pues no le ha ido tan mal a Keiko Fujimori en dos campañas lejos de su padre. Cuesta creer que fue un déficit de albertismo lo que decidió esta última elección. Más bien fue el retorno de escenarios fácilmente asociables con los años 90 lo que espantó a esas pocas decenas de miles de votos. El fujimorismo pre-Keiko, con sus figuras de emblemática intransigencia, tuvo resultados electorales pobres. Además entonces el recuerdo de la peripecia de Alberto Fujimori estaba mucho más fresco en la memoria de la población, y el nombre del ex presidente era utilizado a forro en las campañas. Es cierto que el apellido Fujimori ayudó mucho a la candidata. Pero prácticamente todos los factores que determinaron la derrota de FP en junio tuvieron que ver con hechos cometidos durante el gobierno de su padre, incluso uno de ellos vinculado a la gestión de Aguinaga en el Ejecutivo, de 1994 al 2000. La frase de Aguinaga parece apuntar hacia la propuesta de una suerte de recuperación del partido por parte de los duros desfujimorizados del 2016. Algunas de esas voces ya están sonando, en marcado contraste con el silencio de la ex candidata y su entorno. Pues sin lugar en el Congreso y con Keiko Fujimori al mando, su futuro es sombrío. No es solo que los fujirrecuperacionistas están casi todos fuera del Congreso. Una mayoría de los nuevos congresistas de FP son producto de la campaña desfujimorizada que se critica. Es probable que el argumento no les diga mucho, entre otras cosas porque ellos sí pueden pensar que ganaron la elección de abril pasado. Sin embargo el grupo de presión en torno de Fujimori padre tendrá una fuerza evidente en FP, funcionando como una oposición dentro de la oposición, dedicados a endurecer la posición de la ex candidata, petardeando sus posibles puentes, y peleándole el liderazgo de una bancada bisoña.