La falta de liderazgo de V. Mendoza y el Frente Amplio.,Se equivocaron quienes pensaron que Verónika Mendoza constituía un proyecto con potencial de liderazgo en la izquierda peruana porque, en lo que va de la segunda vuelta, ha demostrado todo lo contrario. Un líder político debe saber tomar decisiones ante la circunstancia y asumir los riesgos que impliquen, para servir como faro para sus seguidores.Mendoza, en cambio, ha demostrado, desde el lunes 11 de abril, ser una gran tomadora de indecisiones.Según Hernán Chaparro, de GfK, el 40% de los que están pensando votar blanco, viciado o que aún no deciden –cinco puntos porcentuales del total de la población– son gente que en la primera vuelta votaron por Verónika Mendoza o Gregorio Santos.Por ello, en la izquierda no pocos miran con preocupación las indecisiones de Mendoza cuando Keiko Fujimori es hoy la favorita, mientras Pedro Pablo Kuczynski sería la sorpresa. El escritor Víctor Hurtado comentó esta semana: “Roma se incendia, y los dirigentes del Frente Amplio siguen tocando la lira”.Pero la falta de liderazgo de Mendoza no tiene que ver, finalmente, con la posición que ella y su agrupación decidan entre apoyar a PPK, incluso a Keiko Fujimori; votar blanco, nulo o viciado; o hasta dejar en libertad a sus votantes de la primera vuelta para que ahora hagan lo que quieran.Lo que no puede hacer alguien que pretenda ejercer liderazgo político es eludir la responsabilidad de tomar una posición, lo cual es, justamente, lo que Mendoza ha hecho en lo que va de la segunda vuelta.Porque es obvio que su declaración sobre el tema no puede ser tomada en serio, pues acaba desconcertando al elector: “Somos claros cuando decimos que queremos cerrarle el paso al fujimorismo, y que no estamos llamando a votar nulo, viciado o blanco. Más claro no se puede ser”.Por supuesto que más claro sí se puede y se tiene que ser si alguien pretende ejercer liderazgo político.Si Mendoza aspira a tenerlo, debe aprender, dentro de cada circunstancia política, a tomar decisiones, asumir posiciones, correr riesgos, guiar, dirigir, en suma, a liderar, en vez de camuflarse en el reino de la ambigüedad y del dribleo a la responsabilidad.Que es lo que está haciendo con sus declaraciones alambicadas para no decir que votará por PPK porque, sencillamente, se muere de miedo de lo que responda Gregorio Santos.Y el daño para ella, en realidad, ya está hecho, porque, tras varias semanas de ambigüedad, ser clara recién al final sería visto como expresión de debilidad por la presión de muchos. Y, quizá, ya ni ayude a PPK.