A medida que el día se acerca, los ingleses a favor de mantenerse en la Unión europea aumentan un poco, y los que desean partir disminuyen un poco. Una encuesta en línea del Observer de Londres la semana pasada dio 42%-40%. Un consolidado estadístico de The Financial Times está dando 47%-40% a favor de permanecer en la UE. El referendo es el 23 de junio.Las cifras sobre el llamado brexit (Britain exit) se han venido moviendo al compás de los sucesos en el continente europeo. La crisis de los migrantes, los problemas del euro o dificultades para gobernar en ciertos países son el tipo de problema aparentemente contagioso que anima a los ingleses que desean dejar la UE.El costo de dejar la UE sería alto, y en esa medida los mejores argumentos están de ese lado. Pero abandonar la UE tiene el atractivo de un corte con el pasado y de una nueva oportunidad. Una estructura parecida a los procesos de Escocia y Cataluña, donde finalmente una resignada sensatez se impuso a un exaltado nacionalismo.La postura anti EU tiene algo de paradójico, pues Gran Bretaña ha disfrutado un fuerte grado de autonomía respecto de la alianza. Prolongó la libra esterlina en vez de asumir el euro, mantuvo su relación privilegiada con los EEUU, y conservó su propio régimen migratorio, entre muchos otros rasgos particulares.El debate en curso se apoya en numerosos argumentos, casi todos económicos y ninguno realmente decisivo. Pero la suma de argumentos contra permanecer en la UE ha venido teniendo la eficacia de un memorial de agravios. Además las ventajas de estar en la UE ya son disfrutadas, mientras que las de partir tienen el ilusorio atractivo de una ganancia.Para el resto de Europa el adiós de Londres sería devastador, pero hay claras señales de que los efectos del golpe pronto se dejarían sentir en la propia Gran Bretaña. La economía de esa nueva insularidad ya está calculada, y es costosa, y los efectos políticos de la nueva situación saltan a la vista.Gran Bretaña se ha beneficiado mucho de su pertenencia a la UE, y todas esas ventajas tendrían que ser reemplazadas por otras que son, literalmente, una cantidad desconocida. Es el viejo refrán del pájaro en mano y los 100 volando.