El anuncio de que el fujimorismo no se desprenderá de Joaquín Ramírez tiene todos los visos de un harakiri electoral. Keiko Fujimori venía separando de las filas a infractores y sospechosos menores, con gran agilidad, pero esa racha ha frenado en seco ante su secretario general. Habrá que ver todavía si Ramírez sobrevive a la acumulación de los indicios. La estrategia de defender el bunker negándolo todo de plano solo puede entenderse como una primera reacción, surgida de la indignación y la sorpresa. Pero ahora reaparece un informe del medio digital Ojo público sobre una amplia investigación DEA de narcolavado que en sus bordes incluye al hoy secretario general de Fuerza Popular. Para negarlo todo el fujimorismo montó un paquete de tajantes descalificaciones, que no han funcionado. La DEA no ha negado que pueda existir una investigación que incluya a Ramírez. Que la grabación Vásquez-Ramírez no circule no significa que ella no exista. Algunos argumentos de defensa de Ramírez lindan con lo ridículo. Quizás la decisión de conservar a Ramírez nace de haber calculado que echarlo por la borda o mantenerlo a bordo tendrán un parecido efecto sobre las dos semanas de campaña que hay por delante. En ambos casos los fujimoristas tendrán que dedicar una parte importante de su discurso electoral a proclamar la inocencia de Ramírez. Claro que sin Ramírez la mochila sería algo menos pesada. En cambio la presencia de Ramírez, aun si se le mantiene oculto en el segundo piso del cuartel general de Bucarelli, se prestará a incómodas preguntas sobre el origen de la fortuna y el poder de esta persona. Ramírez será, en los hechos, el eje de toda la campaña. Comentario aparte merece el que José Chlimper haya sido quien salió a enfrentar a pie firme y como pudo el problema en la primera hora. Es cierto que es el argumentador más articulado del equipo. Pero a la vez el propósito de separar las imágenes de Fujimori y Ramírez de los efectos del escándalo es evidente. El informe de Ojo público muestra que manipular a la DEA puede ser posible por un rato, pero tiene un límite. Lo que vienen mostrando los medios son efectivamente piezas sueltas de un conjunto más amplio, que irá haciéndose más evidente con el paso de los días.