El choque entre los hermanos top del fujimorismo apunta al peligro de una revuelta parlamentaria en Fuerza Popular si la candidata gana, y también si pierde. Empieza a ser claro que, gane o no, Keiko Fujimori tiene por delante una lucha por el control de los congresistas de FP. Debe estar agradeciendo haber retirado por lo menos a esos cuadros de la guardia vieja en su momento. Lo de Kenji Fujimori esta semana inevitablemente funciona como una advertencia. Lo que el hermano acaba de hacer en términos de presión sobre la candidata tendría muchísima más fuerza como presión de un grupo parlamentario disidente y digitado desde la Dinoes sobre la presidenta. En ese caso podría decirse que habiendo ganado tanto, habría perdido una parte de la elección. La posibilidad de esa disidencia se fortalecería si Keiko Fujimori efectivamente se aplica a contradecir los dogmas del fujimorismo cerril desde Palacio. Además, en virtud de sus acuerdos electorales de la primera vuelta por todo el país, es probable que buena parte de esa enorme bancada sea una cantidad desconocida para ella. Entonces la lucha por ganar adeptos ya puede haber comenzado. Es cierto que el proceso de selección de la lista al Congreso de FP por todo el país fue cuidadoso, pero eso puede no ser suficiente. Es muy probable que el tema y el criterio en ese momento no hayan sido la lealtad a la candidata. Ahora solo le queda cruzar los dedos y contar con la adhesión natural que producen los recursos del Ejecutivo. En agosto podríamos empezar a vivir la paradoja de alianzas parlamentarias del fujimorismo puro y duro con todas aquellas fuerzas también interesadas en hacerle la vida difícil al Ejecutivo. Lo cual empujaría a Keiko Fujimori a buscar sus propias alianzas, que en este caso también quiere decir hacer algunas concesiones importantes. Si la candidata no gana, la cosa empeora, por supuesto. Un fujimorismo de oposición sería pasto mucho más fácil del albertismo. Keiko Fujimori le habría demostrado dos veces a su gente que un fujimorismo con buenos modales democráticos no tiene posibilidades. Veríamos algo así como el retorno al 7% de Martha Chávez en las presidenciales del 2006.