La de Pedro Pablo Kuczynski sobre Keiko Fujimori no es una “ligera ventaja”, como tituló El Comercio su encuesta Ipsos del domingo pasado. Cuatro puntos es la distancia que define triunfo y derrota en muchas segundas vueltas, y este no es el primer sondeo Ipsos en que PPK tiene esa ventaja. En cambio en una de CPI de mediados de mes PPK perdía por dos puntos. En esta última encuesta la suma de los que dicen que “definitivamente votarán” por PPK o podrían votar por él es 50%, frente a una suma de 44% para Fujimori. Los que de ninguna manera lo harían son 37%, mientras que en el caso de Fujimori son un peligroso 45%. Seis puntos de ventaja para PPK en un caso, ocho puntos en el otro. Estos resultados están cambiando aceleradamente el tempo de la campaña fujimorista, volviéndola más agresiva, en un intento de convertir a PPK en el centro de la discusión. La idea es extenderle una alfombra de cáscaras de plátano para que el candidato pise y resbale. Hasta aquí PPK se va salvando, pero en algunos momentos es por un pelo. En verdad lo que podría mejorar la cifra de Fujimori no es la trifulca frente al micrófono, sino una toma de distancia radical respecto de los aspectos más negros del pasado fujimorista. Pero eso se lo impide el peso interno de la extrema derecha fujimorista, que avanza mientras ella retrocede, y cada vez más la obliga a incluir al padre en su discurso. El único recurso que hoy tiene el fujimorismo frente a lo anterior es buscar una suerte de ecualización con PPK. Los que ayer decían que los dos candidatos eran lo mismo ahora han virado a decir que PPK no es suficiente antifujimorista como para merecer el voto democrático. Bello sofisma que ya será reemplazado por uno nuevo. En esta situación lo que ayuda a PPK a ir ganando es evitar el resbaladizo piso de los dimes y diretes, para concentrarse más bien, junto a las ofertas de rigor, en temas como la defensa de la democracia, la denuncia de las atrocidades del pasado reciente, explicar los peligros de un poder omnímodo. Todo aquello que lo diferencia del fujimorismo.