La Asociación Deportiva de Futbol Profesional incursiona en la política con un homenaje a los héroes de la operación Chavín de Huantar en los estadios de su campeonato anual. Ciertamente esos comandos de 1997 merecen reconocimiento, y este abril marca el 19 aniversario. Pero en el 2016 la iniciativa de la ADFP tiene un inocultable aroma electoral, y varias aristas. En el contexto de la campaña de segunda vuelta más que homenajear a los comandos, la ADFP parece estar utilizándolos para beneficiar a la candidata fujimorista en la competencia. Con lo cual se convierte a los aficionados en público cautivo de una ceremonia fuera de lugar en una cancha deportiva. Solo faltaría que la inviten para presidir los actos. Pero la iniciativa tiene un ángulo adicional, el de revivir antiguos éxitos militares de Alberto Fujimori, en marcado contraste con la imagen civil y democrática que viene cuidando con esmero Keiko Fujimori. En esta medida las ceremonias de la ADFP, donde la autoridad militar dará el play de honor, pueden terminar siendo contraproducentes. Pues si bien la historia del fujimorismo tiene actuaciones militares que la ciudadanía reconoce, como Chavín de Huantar o el manejo de la guerra en el Cenepa, y actuaciones policiales como la captura de Abimael Guzmán, también lleva encima la culpa de siniestros hechos de sangre. No parece el tipo de discusión a la que quiere entrar la candidata en este momento. Si la idea ha sido recordarle a Keiko Fujimori que los políticos representativos del fujimorismo castrense de los años 90 todavía existen, y que los militares sometidos a Vladimiro Montesinos jugaron un papel importante como socios de ese gobierno, estas ceremonias son la perfecta manera de llevarlo a cabo, usando a los fans del futbol como pantalla. No descartemos que otros sectores de la política sigan este infeliz ejemplo y lleven sus campañas electorales a los estadios, con masivos recordaris de los aspectos más negativos de la década fujimorista. Ya hay suficiente violencia en las graderías futbolísticas como para sumarle un nuevo motivo de discordia. En cuanto a la Fuerza Armada, realmente no necesita la ayuda de los dirigentes deportivos y de los políticos jubilados para avivar el recuerdo de sus héroes. La ciudadanía los conoce y los reconoce. No los conviertan en material publicitario.