El premier Pedro Cateriano acaba de sugerir la posibilidad de cambios en el gabinete, y Ollanta Humala no lo ha desmentido. A tan pocos meses de la partida, el Ejecutivo todavía se prepara para hacer algunas cosas. Aunque administrativamente un semestre no es tan poco, sobre todo en ministerios que traen viada en la ejecución de programas y proyectos. Estos relevos sin duda van a irritar a los principales candidatos, que por un tiempo van a ser los nuevos reyes del territorio político. La idea de un Humala con iniciativa está resultándoles particularmente desagradable, y en efecto el presidente está muerto de ganas por electoralizar su voz, y lo está logrando. En la medida que Humala se ha dedicado a lanzar dardos contra el pasado, presente y futuro de esos candidatos, quizás podemos esperar la versión mini de uno de esos famosos gabinetes de guerra que los opositores temen. La idea sería ministros dispuestos a dar más batalla por su gobierno que los actuales. Es decir políticos, más que tecnócratas. Más allá de las quejas habituales, el actual es un gabinete donde un número excepcional de ministros lo está haciendo particularmente bien. Cambiarlos sería una pérdida, y sin duda acalambraría la marcha del sector. El contraargumento a esto es que eso lo hará de todas maneras el cambio de gobierno, unos meses más tarde. Hay ministerios donde sería realmente difícil mejorar la calidad del titular; en otros la cosa es sin pena ni gloria. Poca gente de peso aceptaría un encargo de seis meses en medio de una campaña electoral. Además Humala ya no tiene cuadros suficientes como para hacer un cambio, incluso uno parcial, que no parezca hechizo y de segunda línea. Es poco probable que Palacio incorpore al gabinete un comando de Urrestis desencadenados. Pero un par de ministros o más dispuestos a dar batalla política dentro del marco de la moral y las buenas costumbres es algo que podemos esperar. El Ejecutivo puede tener maneras discretas de ayudar a su fórmula e irritar a sus enemigos. Pero quizás la perspectiva del cambio no es tan dramática ni peligrosa, y simplemente refleja el deseo de todo gobierno de no tirar la esponja y seguir gobernando hasta el último día. Sería melancólico que Humala encuentre a la personalidad idónea para el sector en un momento tan avanzado, y prácticamente sin tiempo para demostrarlo. ¿Cuáles cambios? Lo más fácil de imaginar siempre es en los ministerios sociales, como Mujer o Midis, donde siempre hay sitio para la lealtad, y los cambios casi no se notan. O una guerra relámpago por la reactivación con un nuevo titular en el MEF. O la aparición de una figura que coseche simpatías entre el desprovisto electorado izquierdista en el país.