El retiro de Susel Paredes, activista LGBT del Partido Socialista, de su programada candidatura con el Frente Amplio, es la parte visible de una desavenencia mayor. El pedido del FA de que los partidos izquierdistas sin inscripción negocien en bloque en lugar de individualmente su ingreso a la lista del frente ha causado un malestar que quizás no se solucione. Paredes es uno de los cuadros que quería ingresar a título personal, sin tener que renunciar a su partido. En cambio, el congresista Manuel Dammert renunció y será aceptado en la lista del FA. Otros dirigentes, como Gonzalo García, van a quedar afuera. Lo cual produce un sector de izquierda indomiciliado que ahora debe buscar a qué palo se arrima. En esa izquierda, que incluye a grupos como Patria Roja, el PC-Unidad y Ciudadanos por el Cambio, hay figuras de peso que pueden resultar atractivas para agrupaciones izquierdistas o progresistas. Pero la búsqueda no va a ser fácil para todos, y es improbable que los invitados reciban lugares interesantes en las listas parlamentarias. Es poco probable que el FA tenga cuadros de primera línea y electorados propios suficientes para llenar toda su lista. De modo que le iría bien si hace unas cuantas invitaciones personales, en casos que no compitan directamente con candidatos del FA. No todas serán aceptadas, pero quizás algunas se acojan a la invitación. La existencia de cuadros izquierdistas de buen nivel disponibles en el mercado electoral es un signo de los tiempos. En parte es consecuencia del choque con el humalismo. Luego están la feudalización de los grupos históricos y el deseo de los nuevos grupos de hacer un camino diferenciado. Por último hay, también aquí, las quimbas de la política criolla. Hay en la competencia dos o tres agrupaciones de izquierda, o casi, que podrían beneficiarse con los hoy descolocados. Un entendimiento con Patria Roja, por ejemplo, puede significar acceso a recursos y capacidad de movilización. Esto podría valer hasta para Acción Popular, que ya en otros años ha ido en alianza con sectores de izquierda. ¿Hay interés por ellos en la derecha? Probablemente esa puerta ya se ha cerrado. Una cosa es un izquierdista prominente como efecto de demostración progresista en la plancha. Otra cosa es allanarle el camino parlamentario a un izquierdista que terminará, más temprano que tarde, religándose con las bancadas de sus correligionarios, si las hubiera. Es interés de la democracia que la mayor cantidad posible de sectores ideológicos esté representada en el Congreso, y desanimada en esa medida de practicar la política de la calle. Es importante, y meritorio, que la izquierda participe en la competencia electoral aun sin reales posibilidades de triunfo. Esto debe ser alentado, no desanimado.