Homenaje. El escritor mexicano nació un día como hoy hace un siglo. Solo le bastó escribir dos novelas, situadas en la vida aldeana, para alcanzar dimensión universal.,Hace cien años, en un día como hoy, en el pueblo de Apulco, en Jalisco –y no en Sayula, como siempre se dice– nació Juan Rulfo (murió el 7 de enero de 1986). Su nombre completo en realidad es Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo, como él mismo contó, en el suyo le “arracimaron” todos los nombres de su parentela. En su vida de hombre de a pie, se le cerraron muchas puertas, pero en el campo de la creación, con dos libros: El llano en llamas y Pedro Páramo, se abrió las puertas más grandes de la literatura universal. PUEDES VER: Juan Rulfo también fue fotográfo Nació en Apulco, pero fue registrado en Sayula, de allí la confusión del lugar de su nacimiento. La primera puerta que se le cerró fue la del asesinato de su padre durante la guerra cristera, ese conflicto civil entre la Iglesia y Estado en México. Rulfo apenas tenía siete años. Cuatro años después, otra puerta se le cierra: murió su madre. El niño entonces es entregado a su abuela, en el pueblo de San Gabriel. Después es trasladado a Guadalajara y es internado en un orfanato. En 1933, el joven Rulfo intenta ingresar a la Universidad Guadalajara, pero no puede. Una huelga prolongada le cierra las puertas. En 1936 busca estudiar en el Colegio de San Ildefonso, pero fracasa. Lo mismo le ocurre cuando quiere ser alumno en Mascarones (en Letras), pues no le revalidaron sus cursos y quedó fuera. Pero igual, en ambas instituciones asiste como alumno libre. No le quedó otra que realizar diversos trabajos de campo a partir de 1938. Se empleó en la Secretaría de Gobernación, después en la empresa Goodrich-Euzkadi. Posteriormente como editor en el Instituto Nacional Indigenista en la Ciudad de México. Estas tareas le permitieron recorrer el país, sobre todo regiones y pueblos campesinos. Paralelo a ello, además de iniciar su trabajo fotográfico, escribía y publicaba sus cuentos en diversas revistas de la época. Así, en 1953 reunió, entre textos difundidos e inéditos, un grupo de 17 cuentos y los publicó con el título de El llano en llamas. Y en 1955, su primera novela, Pedro Páramo. En ambos libros campea una atmósfera rural, realista, sin negar la opción de lo fantástico. Sobrecoge la dimensión humana de los hechos y personajes, de las voces que vienen del otro lado de la vida. El dolor, la violencia, los mitos, la muerte, la vida campesina,son temas transversales de su escritura que embruja y sacude. Y quizás El llano en llamas y Pedro Páramo, además de ser literatura o por eso mismo, también son las metáforas de un país que a pesar de su desarrollo, sigue siendo asolado por la violencia. Juan Rulfo escribió poco. Pero Borges, que es severo incluso consigo mismo, llegó a decir que “Pedro Páramo es una de las mejores novelas de las literaturas de lengua hispánica”. Y García Márquez tampoco fue parco: “Si yo hubiera escrito Pedro Páramo no me preocuparía ni volvería a escribir nunca en mi vida”. Juan Rulfo, como sus personajes, tras su muerte sigue hablándonos.