Soy una sobreviviente. Tengo 32 años y soy mamá de dos niñas. Vivo con ellas, con mi esposo y con mi mamita, a quien también abrazaré este Día de la Madre.,Nada trae abajo el espíritu de una mujer luchadora. A casi dos meses del huaico que le hizo perder todo, menos la fe, Evangelina sigue de pie, con más fuerzas que nunca. Como madre luchadora y trabajadora, ella y su esposo son el sustento de su nuevo hogar. Aquí nos cuenta más acerca de su principal motivación: sus dos pequeñas hijas. ¿Cómo se encuentra ahora? Estoy muy contenta y agradecida con quienes me colaboraron y apoyaron. Muy agradecida también con el hospital María Auxiliadora. Todos me atendieron muy bien durante y después del tratamiento, tanto físico como psicológico. Gracias a esta experiencia aprendí que todo se puede, con fuerza, ganas y voluntad. ¿Sigue trabajando? Así es. La necesidad me obliga. Incluso tengo una hermana delicada de salud a la que estoy cuidando constantemente. Yo todavía sigo pidiendo la reubicación de mi casa y que el gobierno vea este caso. Nosotros seguimos en Punta Hermosa, sin luz, y sentimos que estamos en un peligro constante. ¿Sigue criando ganado o se dedica ahora a otras actividades? Debo confesar que me encantan los animales. Es más, ya estoy en pleno proceso para empezar de nuevo con mi ganado, con cuatro toros. Además, mi esposo y yo trabajamos juntos, la empresa Crosland nos acaba de donar una mototaxi con la que empezaremos a trabajar a penas se termine el papeleo. Como mujer y hombre, nos repartimos las tareas de la casa, a veces en el corral, otras veces en mi casa. Se viene el Día de la Madre y usted es mamá de dos pequeñas. Sí, tengo dos hijas, una tiene diez años y la otra cinco. Para mí es un día muy especial porque la pasaré con ellas y también con mi mamita que vive conmigo. A veces no tengo ni tiempo, pero ahí está ella, a mi lado. ¿Cómo se ve en un futuro? Todo lo que me ha pasado ha unido más a mi familia. Creo que mi futuro es seguir trabajando y no parar de darles lo mejor a mis hijas. Por ellas trabajaré con ganas y con fuerza. Me gustaría que sean mejores que yo. ¿Qué es lo más satisfactorio de ser mamá? Creo que no hay nada como la sonrisa de mis hijas, que me digan “mamita”, que me abracen, que sigan sus sueños. Una quiere ser doctora y la otra policía. Cuando las dos se van al colegio la casa se pone triste. Ellas son todo para mí. ¿Qué mensaje le daría a las mamás del Perú? Que todas las mujeres somos luchadoras. Que tengan fe y ánimo, que por los hijos hay que hacer de todo. No hay imposibles cuando se trata de ellos.