Aunque hayamos hablado en todos los idiomas y tonos, todavía hay algunos hombres que se niegan a entender que las mujeres no somos cosas. Es importante que entiendan que no somos cosas porque las cosas usualmente son propiedad de alguien y ese alguien tiene derecho sobre su propiedad. Puede usarla y puede romperla, porque le pertenece. Necesitamos que entiendan que eso no puede hacerse con nosotras, las mujeres. Te escribo porque sé que compartes nuestra lucha por la igualdad y porque te he leído y escuchado decir que repudias la violencia de género y los feminicidios. También te escribo porque eres parte de un grupo de Whatsapp por donde comparten calatas y chistes machistas. Porque vas a parrilladas en las que celebras horrorosos comentarios de tus amigos sobre mujeres, que no celebrarías delante de mí. No te pediría que ayudes si no supiera que puedes. Necesito que seas nuestro traductor, porque tus amigos que no escuchan a las mujeres y piensan que somos histéricas que hablan en chino, los que solo se escuchan entre hombres, podrían escucharte a ti. Para eso necesito que tengas valor y les expliques cuáles son esas actitudes y conductas generadoras de violencia aprendidas desde la infancia y que con el tiempo se fueron normalizando y volviendo chonguito, que nos dañan. Tú sabes que perpetúan el daño, no seas cómplice. La igualdad, la vida de las mujeres no es tema de mujeres, sino de seres humanos. No quites cuerpo porque de nada sirve que digas que entiendes pero que no pongas el pecho. Necesitamos más hombres que le expliquen a sus amigos que cuando una mujer dice no, es no. Juntos, acabemos con la violencia.