Primero, una mujer bebe alcohol en un bar hasta quedar inconsciente. Segundo, un tipo que trabaja en ese bar aprovecha su estado para violarla. Tercero, la clientela del bar presencia la violación y no hace nada, salvo cuarto, un tipo que filma la violación y la sube a internet. Quinto, los dueños del bar no denuncian el hecho, pero sexto, despiden al violador. Sétimo y en adelante, la vida de todos los anteriores sigue como si nada hasta esta semana en que los hechos se dieron a conocer públicamente.Que una violación se haga pública involucra varios factores. La persona que filmó, el internet que aguanta todo y el público en general. Entre este último (dividido en consumidores de violaciones en video y personas que vieron la noticia ya en los medios) hay un gran porcentaje que considera que en el párrafo anterior más culpable, por beber y exponerse, es la mujer que el infeliz sarro social que es el maldito violador porque este solo reaccionó ante la oportunidad.En realidad no quieren decir que beber es el exceso. El exceso es ser mujer y salir a la calle, porque sabes que en la calle te pueden violar. Para qué haces eso si “sabes que te pueden”, es el tema. Que “te puedan violar” no es un escándalo nunca.Hoy me hubiera encantado escribir sobre un tema edificante con ganas de robarte una sonrisa, pero no puedo porque pasan estas cosas y, si no digo nada, paso a ser cómplice de violación como los del párrafo inicial.El sarro es una materia que porque pesa más se adhiere fuertemente al fondo y paredes de una vasija. Un sedimento, esa cosa amarillenta que uno trata y trata de sacar rasqueteando pero que no se va y deja la sensación de que todo lo que pase por ahí queda sucio por contagio, incluso aunque no lo esté.❧