En una divertida reunión con un grupete de guapas amigas (la mayoría periodistas, debo precisar), vino a cuento el tema de los nunca bien ponderados gileritos del Facebook, esa especie de bicho masculino en continuo movimiento y baba inagotable que revolotea en tu mundo virtual para ver si le liga aunque sea un café en el mundo real. Puedes conocerlos en persona o no haberlos visto ni en pelea de perros. Puede ser el viejo amigo de la secundaria, o ese jefe tuyo que siempre fue tan serio, o el entrevistado al que le sonreíste más de la cuenta, o algún amigo del amigo del amigo al que admitiste en tu lista de amigos en un descuido. Puede ser casado, soltero o divorciado. Incluso puede ser el novio de tu best friend (aunque en esos casos –salvo un severo caso de cinismo patológico– la cosa es más solapa… y por inbox). Pero todos tienen en común que se esfuerzan lo indecible por llamar tu atención y, con seguridad, la de medio centenar de mujeres más, porque si algo los emparenta es que les gusta la pesca de arrastre y piensan que si no le liga con una le ligará con otra. Bueno, pues, en la mencionada reunión, después de agotar todos los temas posibles (las implicancias geopolíticas del triunfo de Macron, la guerra en Siria, la coyuntura política nacional y el ritmo de Salvador del Solar bailando un carnaval cajamarquino), las ciudadanas presentes –cuyos nombres no revelaré, pero cuyo aporte un día será valioso en las investigaciones antropológicas sobre el Machus Acosatorium, ese sucesor del Homo Sapiens que han parido las redes sociales– se pusieron a catalogar a los subespecímenes del genérico “Gilerito de Facebook” y nos encontramos, oh sorpresa, con que todititos encajan en, más o menos, las siguientes categorías. El gilerito poeta: Eres su musa. No se cansa de mandarte, por inbox, memes llenos de frases poéticas atribuidas a cualquier personaje de la literatura (el non plus ultra es ese, ejem, poema atribuido a Gabo y que, en realidad, escribió un ventrílocuo mexicano), de dedicarte fragmentos enteros de poemas escritos por él y, aaabvia, links de canciones de Silvio. Es tímido y su sticker favorito es aquel en el que un monigote enamorado asoma tras un muro. Si miras los muros de sus demás contactos femeninos, encontrarás el mismo monigote: todas son sus musas. El gilerito “pon amén” Suele elogiar con metáforas sutiles la belleza de tus ojos, el talento que despliegas en tus posts, la creatividad de tus fotos, pero siempre se las arregla para meter a Dios entre comentario y comentario. Te manda, por inbox, estampitas, cadenas de oración y lindos deseos de que tus días sean eternamente felices por la gracia divina. Su muro, el propio, está lleno de memes que siempre terminan con “pon amén si…” Nunca sabrás si te está enamorando o catequizando. El gilerito retador Uno de los que más abundan. Se hace el que no le interesas mucho, pero siempre está allí para darte la contra en todo. La pega de bacancito y casi todas sus bromas son guarras. Descalifica todo lo que opinas y te desafía a ver si siquiera así lo retienes en la memoria. A veces se pone grosero o mandadazo. Jura que tiene una inteligencia superior y, siempre, una opinión discrepante, pero es más predecible que un cuadrado. Cuidado, si lo maltratas, se puede convertir en un… ¡gilerito picón!, el peor de todos. El gilerito picón Un día fue un gilerito más que te escribía millones de mensajes, hasta que un día se hartó de tu silencio y comenzó a ponerte cosas como: “Ah, qué sobrada eres!”. De cuando en cuando volverá a ser un manso corderito a ver si le liga un “hola”, pero siempre se dejará ganar por el kraken que lleva dentro y volverá a vomitar sus resentimientos, a enamorar a tus amigas y a rajarles de ti por inbox. Un día no tendrás más remedio que bloquearlo, pero, ojo, tal vez el siguiente paso sea una orden de restricción. El gilerito berraco Indefenso, pero insufrible. Es ese que a la primera te pone: “Mamacita, ¡qué rica estás!” Lo curioso es que, si un día lo conoces en persona, es más tímido que un gorrión. Siempre está elogiando tus pechos, tus piernas y todo signo erótico que logre atisbarse en tu foto de perfil. Lo mejor es no responderle nunca hasta que se canse. El gilerito arrastrado Es tu amigo desde el primer día que entraste al Facebook. Jamás ha dejado de poner like a ningún post tuyo, así solo fuera sobre el clima en Yurimaguas. Es educadito, siempre te da la razón y en tu foto de perfil siempre serás la más bella de las mujeres aunque parezca que te has levantado de una resaca. Y, este sí, solo te escribe a ti y, quién sabe, hasta esté un poquito enamorado. Pobrecito, a veces hasta da ganas de darle bola. El gilerito mañuco Se diferencia del berraco en que nunca es directamente procaz, sino que siempre apela al doble sentido. Si en tu foto de perfil muestras un escote, siempre dirá que lindos se ven tus “ojos”. Es de esos que ponen, en su muro, memes de una mujer con un trasero enorme junto a un gatito casi invisible y hacen como que solo vieron al gatito. Puede ser divertido... si te gusta el humor del Chato Barraza. El gilerito ola ke aze Casi siempre opera por el inbox y te pone “¡Hola!” todos los días de tu vida. La mayor parte de las veces, no los conoces (sus “holas” suelen aparecer a menudo entre los mensajes filtrados), por lo que prefieres no contestar. Nunca pone más, tal vez esperando que le respondas. Nunca te enterarás de lo que quería decirte. Mejor.