El Niño es uno de los eventos que pueden predecirse con meses de anticipación. Sin embargo, este año la historia fue distinta. Ken Takahashi, el principal investigador científico de este fenómeno en el país, busca mejorar los métodos para pronosticarlo con precisión.,El científico y El Niño,El científico y El Niño,El científico y El Niño,El físico Ken Takahashi no sabe con certeza cuál es su edad. "Tengo 42 años... Espera. Soy de agosto del 75, chequea por si acaso". El PhD en Ciencias Atmosféricas de la Universidad de Washington ya no está para los cálculos simples, como las sumas y restas. Su especialidad son las matemáticas complejas, la estadística avanzada, las ecuaciones que buscan explicar cómo funciona la atmósfera y el clima. "No es cierto que un científico maneja todo lo que son los números. Son diferentes habilidades", aclara. "Yo hago cálculos como científico, no en forma exacta, sino con aproximaciones — explica sin apuro—. Así calculo, entonces, que tengo más o menos 40 años", ironiza. Este investigador científico, que prefiere usar una calculadora para sacar la cuenta en un restaurante, puede dedicar más de diez horas diarias al análisis de las variables del clima, las lluvias, los océanos, los vientos, la atmósfera. El tiempo que invierte ha servido para anunciar los descubrimientos que hoy son reconocidos por la comunidad científica internacional. Por ejemplo, hace cinco años generó un índice para monitorear el fenómeno El Niño Costero. Su hallazgo permitió —según otros expertos— mejorar el monitoreo de este evento en la costa norte. PUEDES VER: Reconstrucción se realizará con aportes de líderes políticos Desde hace ocho años, cuando ingresó al Instituto Geofísico del Perú (IGP), el físico trabaja con probabilidades y pronósticos. "A los físicos les gusta ser exactitos y decir: 'Esto es lo que pasa, así funciona la naturaleza'. Pero la complejidad del clima, del océano y la atmósfera no se puede reducir a una cosa muy puntual. Es otra forma de ciencia", dice. Takahashi estudia la dinámica del clima, la interacción entre el océano y la atmósfera, así como el cambio climático. Él es uno de los más importantes investigadores del fenómeno El Niño, evento que a la fecha ha dejado cerca de cien muertos en la costa norte del país, y cuya ocurrencia no se pudo predecir meses atrás. "A los que trabajamos en pronósticos nos sorprendió porque no lo pudimos ver con meses de anticipación. Ahora nos damos cuenta que los impactos son similares a los de 1925 (...). No había señales de que esto iba a ocurrir. Por eso, necesitamos seguir investigando para identificar qué (indicador) pudo estar ahí, sin que sepamos que era útil". Desde hace nueve años, cuando retornó al Perú para dedicarse a la investigación, Takahashi estudia a El Niño y busca mejorar los métodos para pronosticarlo. El físico quiere entender las condiciones que favorecen la ocurrencia de los eventos extremos. "Como servidor público mi función es dar información útil a la sociedad para proteger y salvar vidas", dice. Sin embargo, su trabajo va más allá de su oficina en Ate: en los últimos diez años ha participado en estudios junto a sus pares franceses y chilenos; ha analizado el impacto del evento en los Manglares de Tumbes; las lluvias en la Cuenca Amazónica y a la Corriente de Humboldt. Desde Estados Unidos, las meteorólogas peruanas Yakelyn Ramos y Lidia Huamán, quienes trabajaron en el IGP bajo la supervisión de Takahashi, dicen que uno de los principales objetivos de este físico es demostrarle a los científicos del mundo la importancia de estudiar el océano de la costa norte peruana. "A nivel internacional, la comunidad científica no estudia al Perú, ni a la región. No dan mayor valor a lo que ocurre aquí. Sin embargo, si un Niño se desarrolla en nuestras costas por más de cuatro o cinco meses puede llegar a impactar al mundo, a Estados Unidos". Uno de los descubrimientos de Takahashi permitió analizar el evento del llamado El Niño Costero. "Aquí hay problemas para monitorear el fenómeno. Takahashi generó un índice para hacerlo", comenta Lidia Huamán, estudiante del doctorado de Ciencias Atmosféricas en Texas A&M University. Durante sus seis años de posgrados en las universidades de Washington y Princeton, Ken ya estudiaba el clima. "Pero volví con la seguridad de que El Niño iba a ser una parte importante de mi trabajo". El físico retornó con la idea de generar conocimiento, con la condición de tener un trabajo estable (aunque de bajo sueldo) y con el interés de estudiar el fenómeno climático de mayor relevancia para el país. Ocho años después, el científico integra la Subdirección de Ciencias de la Atmósfera e Hidrósfera del IGP y el Comité Nacional Multisectorial encargado del Estudio Nacional de El Niño (Enfen), ente que agrupa a los principales investigadores del tema. No obstante, por estos meses, muchos peruanos cuestionan los pronósticos, creen en los anuncios de un falso Niño Volcánico, y en el diagnóstico de un regidor arequipeño, quien dice que "los desastres en el país son un castigo divino". Trabajo en la emergencia Desde la quincena de enero, a partir del mediodía, los almuerzos de seis científicos del IGP, incluido Takahashi, se han convertido en apasionantes discusiones sobre pronósticos del clima, resultados de sistemas de monitoreo, y el impacto de un mar caliente. Estas conversaciones alrededor de los platos de comida adquirieron tanta importancia que son reuniones oficiales una vez a la semana. "Son temas de coyuntura. Están en el corazón de lo que nos interesa", dice el jefe de la Subdirección de Ciencias de la Atmósfera e Hidrósfera del IGP, Jhan Carlo Espinoza. El inicio de este evento también ha significado un cambio en las rutinas del Enfen: sus miembros (Senamhi, Indeci, IGP y otras instituciones) se reúnen cada quince días. Allí, Takahashi debe brindar información sobre los pronósticos de El Niño. Con el aporte de cada científico participante, se elabora el borrador del comunicado. Este pasa por los ojos de los directores de las instituciones y llega al público. "Este año —dice Ken— no lo vimos antes de que apareciera. Empezó de golpe". El inicio de este evento estuvo relacionado a los vientos del norte que en dos semanas empujaron las aguas del Ecuador. Y no se pudo pronosticar pues la variación de los vientos es impredecible más allá de dos semanas. El comunicado del Enfen, publicado el último viernes, anunció que las lluvias intensas bajarán en abril, pero que las temperaturas de El Niño Costero seguirán hasta mayo. En tanto, Takahashi —de melena, sandalias y short— continúa con el monitoreo del evento, las declaraciones a los medios de comunicación con maquetas y globos terraqueos, la evaluación de las condiciones atmosféricas, y el intercambio de datos con otros científicos del mundo. Pero aún no los analizará. "Cuando El Niño está en desarrollo no es un buen momento para estudiarlo. Estás trabajando el día a día. Y para investigarlo necesitas tranquilidad". Entonces, cuando se detenga la emergencia, el físico juntará los datos, identificará las ausencias e intentará corregir errorres. Aquí, en el Perú, pocos científicos lo hacen. "Necesitamos datos para comparar. Si no hay evento, es difícil investigar. El científico que trabaja en los fenómenos tiene el conflicto interno de querer, o no, que ocurran estos eventos. Quizá, lo más sano, es que su impacto no sea así de fuerte. Lo ideal es que no vuelva a ocurrir nunca más". Él sabe que los daños han traído mucho sufrimiento. La ciencia del clima Ken Takahashi Guevara ve el cielo de una manera distinta. "Eso intento", dice. En sus viajes, el físico fotografía el cielo y cuelga las imágenes en su Facebook con las siguientes descripciones: "Nubes estratiformes frente a California", "entrando a una tormenta sobre Cuba", "colchón de nubes estratiformes. Vista desde el avión camino a Piura". Para el científico del clima, el techo de Lima ha cambiado en las últimas semanas. "No tenía el cielo panza de burro: las nubes eran chatas y planas". Aquello solo era un signo de que la lluvia estaba cerca. Ese es un espacio de pronósticos, de probabilidades. "El cielo es algo fascinante", dice.