Entrevsita a Jorge Nieto. Ministro de Defensa. Sociólogo por la PUCP. Es doctor en ciencias sociales por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso). Fue representante del Perú ante la Unesco. Militó en el Partido Comunista Revolucionario-Trinchera Roja,Hace unos meses lo entrevistamos en su plácido despacho de ministro de Cultura. Esta vez, acompañamos a Jorge Nieto Montesinos, ahora ministro de Defensa, en un agitado viaje, en aviones y helicópteros militares, rumbo a Piura, donde fue a supervisar el trabajo de las Fuerzas Armadas en la atención de la emergencia suscitada por las recientes inundaciones. Fue en un intermedio de sus coordinaciones con los mandos militares que se hizo un tiempo para conversar con La República. PUEDES VER: El ascenso de un opositor Parece que tenían razón quienes decían que usted, más que un hombre de cultura, era un hombre de política y de acción… No está reñido. Parte de una mirada compleja de la política es mirar también a la política como un hecho cultural. No debería estar reñida una cosa con otra. ¿Por qué pasar de un ministerio como el de Cultura, a uno tan, digamos, estresante, como el de Defensa? Porque las circunstancias fueron así. Porque el Presidente y el Primer Ministro me lo plantearon. Es conocido que en un primer momento yo hubiera preferido continuar donde estaba. Tenía ya un trabajo realizando, programas que comenzaban a desarrollarse, pero asumí el reto y aquí estoy. ¿Cuál pensaba que iba a ser su mayor reto en Defensa, antes de que se desataran los desastres? Las Fuerzas Armadas, y lo he conversado con sus mandos y oficiales, requieren muchas cosas. Por ejemplo, y no sólo como fuerzas armadas, sino como Estado, requerimos pensar el mundo. Una mirada geopolítica de la situación global no la tenemos casi desde los años 70. Luego, eso se desmoronó, el mundo ha cambiado y no hemos reconstruido una mirada nuestra de la ubicación del Perú en el mundo, de su manera de encarar los retos que se nos plantean. ¿Eso significa que nuestra relación con, por ejemplo, nuestros vecinos más cercanos, se estaba viendo con ojos de hace más de cuatro décadas? No. Lo que digo es que la mirada que se tenía de la política en los años 70 periclitó. El mundo ha cambiado mucho desde entonces. Hay países que han desaparecido. Hay problemas que han dejado de serlo y han aparecido problemas nuevos. Por ejemplo, en estas circunstancias, se hace más patente la importancia de mirar con atención el fenómeno del cambio climático global. Estos son retos nuevos. ¿Esa necesidad de una modernización de la mirada de las Fuerzas Armadas hacia el mundo implica que hasta hoy había un desfase? No diría un desfase, pero sí que hemos estado resolviendo de un modo muy puntual, muy práctico, las situaciones, los problemas. Necesitamos tener una mirada más completa. De hecho, la tenemos todos. Sabemos que hay cambios, que hay potencias que declinan, que hay otras que ascienden con velocidad, que hay centros de poder regionales, que hay un tránsito acelerado entre lo que era la bipolaridad anterior a la unipolaridad y, ahora, hay una multipolaridad. Eso se dice fácil y rápido, pero genera un conjunto de problemas y situaciones que tenemos que encarar. ¿Cómo se replantea ahí la relación con nuestros vecinos que ha sido siempre tan, digamos, accidentada? En general las cosas tienden a canalizarse por la vía de fortalecer la cooperación y eso es importante. Necesitamos mirar juntos retos mayores, los retos de resolver la pobreza, la desigualdad, de tener un espacio mayor en el comercio mundial, que América Latina y nuestros países conquisten un sitio más importante en la innovación tecnológica, en la preservación de nuestros sistemas democráticos, en la mejoría de la calidad de vida de nuestras poblaciones. Hay fuerzas políticas que han sobrevivido azuzando desconfianzas y odios, con Chile, especialmente. ¿Cómo enfocar eso? Yo creo que hay que cambiar la manera de mirar las cosas. En su momento, y no quiero comparar explícitamente la situación con aquella, pero Francia y Alemania estuvieron confrontados muchos años y hoy son los ejes sobre los cuales se construye la Unión Europea. Nosotros tenemos que ir en la misma dirección. A la semana siguiente de asumir Defensa, usted dijo que el Vraem iba a ser una prioridad. ¿Cómo se está manejando eso ahora que la prioridad son los desastres? Mientras hoy estamos atendiendo la situación de emergencia, con nuestras Fuerzas Armadas, con el jefe del Comando Conjunto, venimos también asistiendo a las tareas que están llevando a cabo nuestros soldados en el Vraem. Ha sido una preocupación desde el comienzo y hoy mismo se desarrollan operaciones para evitar que el cobarde asesinato de tres policías quede impune. Una prioridad no reemplaza a otra… En absoluto, hay que saber tocar el piano con los diez dedos. En cuanto a la crisis, ¿va a pasarse el gobierno el resto de su gestión reconstruyendo? Hoy día estamos en emergencia y luego tendremos que entrar paulatinamente al proceso de normalización, cuando los servicios fluyan adecuadamente y la vida vuelva a la normalidad. Luego vendrá la tarea de la reconstrucción, que hay que dimensionar en sus costos, tanto para resolver aquello que haya que reconstruir como para enfrentar aquello que hay que construir. Porque hay obras que no se han hecho y que debemos hacer, y creo que eso va a ser parte de la agenda central de este gobierno en lo que queda de su mandato y, probablemente, si hacemos la tarea en la dimensión histórica que se necesita, será parte de la agenda del que viene, por lo menos. ¿Y se puede temer que esta crisis sea un freno al crecimiento? Al contrario. Hay que mirar, en medio de la desgracia, el hecho de que esta situación nos permite más bien fortalecer nuestro crecimiento. Se van a tener que producir obras, se va a tener que generar recursos, fuentes de financiamiento, de modo que este puede ser más bien un impulso al crecimiento de la economía peruana. Se ha hablado mucho en todo este tiempo de que ha habido falta de prevención. ¿La ha habido? En general no hacemos la prevención que requeriríamos. La prevención todavía no ocupa una agenda central en la tarea del Estado: gobierno central, regional, alcaldes. Creo que la situación actual nos enseña que allí donde ha habido prevención, las cosas han ido mejor. De hecho, cuando concluyan estas tareas, plantearemos la necesidad de hacer una jornada nacional de prevención, para que, a lo largo de un mes, todos los alcaldes, las autoridades regionales, la población organizada y las fuerzas armadas, desarrollemos esta tarea tan importante. ¿Cuáles serán las prioridades? Descolmatar ríos, hacer que el cauce de los ríos sea más ancho y más profundo, evitar que se validen construcciones o propiedades en lugares donde sabemos que van a pasar los cauces o de los huaicos o de los ríos, lo cual hace más necesaria la planificación urbana, e incluso generar sanciones a aquellas autoridades locales que validen posesiones, propiedades, y construcciones, allí donde todos sabemos que hay riesgo. Eso no puede volver a ocurrir. En todo el tiempo que está en la atención de la emergencia, ¿qué es lo más difícil que ha enfrentado? La constatación de que requerimos, como Estado y como sociedad dar un salto en el proceso civilizatorio. Podemos hablar del equipamiento urbano de nuestras ciudades, pero también podemos hablar de la pobreza y la desigualdad. Uno recorre el bajo Piura y ve las zonas inundadas, pero levanta un poco la vista y ve construcciones muy precarias. Y estamos hablando de la región que ha tenido las más altas tasas de crecimiento en un país que, a su vez, ha tenido las más altas tasas de crecimiento en la región. Y uno pregunta qué pasó, por qué, dónde se fue... ¿Y si hubiera que señalar a los responsables? A mí no me gusta señalar responsables, porque, como he dicho varias veces, no voy a politizar la desgracia de ninguna manera. Toda colaboración es bienvenida y estamos haciendo un esfuerzo de unión que lo hemos concentrado en un lema, que es "Una sola fuerza", que es lo que nos debe concentrar en este momento para poder resolver bien lo que está ocurriendo y evitar que el sufrimiento sea mayor del que ya hoy día es. Y hablando de politización, ¿cuál es su percepción de la lideresa de Fuerza Popular repartiendo ayuda y dando discursos proselitistas? Toda acción que sea en favor de la gente será bienvenida por mí. Cada kilo de arroz, cada kilo de frejol, cada maquinaria que sirva para que la gente salga de la situación yo no la voy a criticar. Yo no voy a politizar la desgracia. ¿Hay algún escenario en el que podamos vivir una realidad en la que ocurra el Fenómeno El Niño y la gente siga haciendo su vida normalmente? Tiene que ser así. Pero nunca ha sido así… Bueno, pero puede serlo ahora. Tenemos la posibilidad de hacer una obra histórica, de hacer una tarea que se reclama desde hace décadas. Y tenemos un presidente al cual le gustan los proyectos y al mismo tiempo hay un gabinete de ministros que, como hemos visto, están haciendo el mayor esfuerzo para sacar adelante esta tarea. Y me parece, al mismo tiempo, que hay una sensibilización de la sociedad y de las distintas fuerzas políticas para que acometamos juntos esta tarea histórica. Podemos tener no solamente un momento de progreso civilizatorio en la vida económica y social de nuestra sociedad, sino también un paso adelante en la política. Que salgamos del cabe pequeño, del lucimiento, del rencor, del resentimiento, de la mirada chiquitita, y pasemos a tener una mirada estatal de los problemas. Yo creo que hay momentos que crean conciencia y este es uno de ellos. Lima no tuvo agua unos días y se desató una histeria colectiva. ¿Qué nos dice eso de la relación de Lima con el resto del país? Los limeños, o la gente que vive en Lima, tiene pues sus exigencias. Están acostumbrados a estándares más altos de vida que el resto del país. Esa es la verdad. Pero al mismo tiempo ha habido también mucha solidaridad, mucho esfuerzo por colaborar, por recolectar, por auxiliar. ¿Se puede hablar ya de un balance de los daños provocados por los desastres? Estamos en pleno proceso. Estamos probablemente empezando el descenso de la parte más álgida del problema. Todavía van a seguir las lluvias, el Amazonas probablemente tenga un volumen de agua mayor en las próximas semanas. Eso nos generará un problema que habrá que atender en las ciudades de la selva y, al mismo tiempo, se nos abre el frente del friaje. Entonces, esta situación todavía está en curso. Cuando concluya estaremos en condiciones de hacer un balance más completo de dónde, cuándo, cómo, cuánto, y pensar ya con datos consistentes en la tarea que viene por delante.