Voy a decepcionar a alguien. Voy a decepcionar a Juan Huamán, que me pidió escribir algo “al estilo romántico” por San Valentín. Quería inspirarse en mi columna para escribirle algo a su enamorada que también es lectora de WAPA. Pero resulta que no me considero romanticona y me parece hilarante que personajes tan reales como una cebra morada nos ponga la cuenta del banco en rojo varias veces al año: si no es un panzón con renos voladores, es un gordo en pañales con mala puntería.El problema no es solo que ando más enamorada de la vida que de otra cosa; sino que soy pésima para las fechas. Me aprendí el cumpleaños de mi papá el año en que falleció. Si sé tu santo es porque te tengo en Facebook. Si quedamos de salir un día, recuérdamelo porque seguro que ya se me olvidó. Este 2017 me propuse cambiar, con una agenda, pero ya se me perdió.Y con las fechas del amor soy peor. La última vez que celebré un mes de relación fue en el colegio. Y con mi ex nunca supimos qué día pasamos de ser dos extraños hablando en el Metropolitano, a ser enamorados.“¿Estás saliendo con alguien más? Porque yo no”, me preguntó. “Yo tampoco”, le contesté y nos besamos como locos en mi sala. Estábamos tan ocupados, teníamos tanto entre manos, que ni se nos ocurrió anotar qué día era. Intentamos poner una fecha para celebrarlo. Pero recordábamos el falso aniversario después de que había pasado.Tal vez se deba a que no he amado, aunque creo lo contrario. Pero si ese es el problema, esperar que Cupido lo resuelva es tan ridículo como poner un anuncio en los clasificados. Soltera busca soltero acreditado entre 25 y 35 años, especialista en noviazgos estables, con mente sana, abierta y despierta, maestría en independencia, espíritu de aventura y habilidades de gerencia. Importante contar con experiencia en masajes eróticos. Si no cumple con el perfil por favor abstenerse. ¿Se imaginan?