“¿Qué hago?”, fue lo primero que se preguntó Teresa* a los 17 años al enterarse que estaba embarazada cuando cursaba el segundo ciclo de Derecho en la Universidad Nacional Federico Villarreal. Ahora, ya con 27 años y con una hija de nueve, cuenta desde su tienda de frutas y verduras en el mercado La Aurora del Cercado de Lima que tal vez su vida habría sido distinta si hubiera tenido más información para tomar decisiones en su vida sexual.
La vida de Teresa es muy similar a la de ‘Lucha’, historia ficticia —pero que viven miles de adolescentes en Perú— plasmada en uno de los videos de la campaña nacional #LuchaPerú de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) del gobierno del expresidente Martín Vizcarra Cornejo. En el spot se muestra que esta mujer migrante, que quedó embarazada en la adolescencia, tuvo que batallar contra las desigualdades para crear un trabajo que le permitiera solventar los gastos de su familia pese a la ausencia de la pareja y del Estado.
“Es la abdicación del Estado a sus funciones elementales”, “Romantizar la gestación en menores, poniéndolo como un reto digno de pelear, y no un hecho que trunca la educación y desarrollo de una menor, es irresponsable”, “Basta de vender la idea que las ‘Luchas’ lo podemos todo, se requiere de un Estado que garantice derechos” son algunos de los comentarios en redes sociales sobre el spot, donde se idealiza explícitamente el embarazo adolescente.
“Lo primero que nos demuestra es que no hay estándares de género desde el Estado. Esto es desastroso, es un enfoque irresponsable. Que eso [el video] lo haga la PCM, creo que se trata de un enorme error”, declaró a este diario Susana Chávez, directora ejecutiva del Centro de Promoción y Defensa de los Derechos Sexuales y Reproductivos (Promsex).
Explicó que esta representación no hace más que replicar la idea romántica que se tiene del embarazo adolescente. Es decir, hace que esta acción se vea de forma totalmente positiva, cuando muchas no lo viven de esa manera. Además, valida los mitos que giran en torno a esta problemática que viven 13 de cada 100 adolescentes peruanas entre los 15 y 19 años, de acuerdo a los resultados de la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar 2019 (ENDES) del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
Así como Teresa y Lucha, 33.365 niñas y adolescentes se han convertido en madres solo de enero a setiembre del 2020, según cifras del Sistema de Registro del Certificado de Nacido Vivo (CNV).
Chávez comentó que las raíces de esta problemática social son diversas, pero que principalmente están relacionadas con la pobreza. En efecto, la ENDES 2019 afirma que las adolescentes que se encuentran en el estrato social con ingresos más bajos, las que residen en la selva o en zonas rurales, y las que solo tienen educación primaria, corren más riesgo de quedar embarazadas.
Por otro lado, la violencia sexual también puede desencadenar ello, particularmente en las menores de 15 años.
Otra de las causas es el grado de acceso de esta población a educación sexual integral y a métodos anticonceptivos que el Estado peruano debe garantizar como parte de sus derechos sexuales y reproductivos. “En el colegio no nos hablaban tanto de eso, de temas sexuales”, dice Teresa casi susurrando.
En la escuela estatal donde estudió solo les mencionaron muy superficialmente sobre el método del ritmo y el uso del condón. Por más que tenía dudas, nunca las preguntó, pues en casa tampoco se hablaba sobre sexualidad. Ya en la universidad, ella y sus tres amigas compartían sus experiencias.
Al confirmar su embarazo acudió a una de sus compañeras que ya era madre porque no entendía cómo sucedió si se aplicaba la inyección anticonceptiva. Ella le explicó que ningún anticonceptivo era seguro al 100%. “Cuando me enteré ya era demasiado tarde”.
Teresa* nació en Cusco, pero su familia migró a Lima cuando ella aún era pequeña. Foto: La República/Gloria Purizaca
Teresa relató que su familia sintió que ella los había defraudado y que “había mucho resentimiento” por parte de ellos. “Afronté la situación y decidí tener mi bebé porque mi mamá me dijo que las cosas que uno no proyecta hay que saberlas afrontar, responsabilizarte y aprender de tus mismos errores”, contó.
Susana Chávez expresó que esta idea de que las adolescentes embarazadas “luego van a crecer y madurar para cuidar a sus hijos” es falsa. Lo que sí hay es una devaluación de la menor ante su familia, el colegio o espacio educativo y ante el entorno amical. “En el fondo, las están castigando por haberse embarazado”.
Marta Rondón, psiquiatra del Instituto Nacional Materno Perinatal, aseguró que esta idealización es ambigua, pues se suele glorificar la maternidad, pero al mismo tiempo se reprime la expresión de la sexualidad de las mujeres.
“Esto viene de la tradición judeocristiana y se repiten en la comunicación. Pensamos que todas las mujeres deben ser como María madre y embarazarse por acción del espíritu santo”, recalcó. Ella señaló que el video de la Presidencia del Consejo de Ministros no hace más que reforzar estos mitos en lugar de explicar por qué son falsos. Con eso, se podría exigir que las autoridades brinden información sobre la sexualidad responsable.
El Perú cuenta con un Plan Multisectorial para la Prevención del Embarazo Adolescente 2013 - 2021 en el que se plantean diversas intervenciones que podrían ser efectivas para reducir embarazos adolescentes, tales como programas de educación sexual y vida familiar, fortalecimiento de los servicios de salud, entre otros. “Con cumplir con ese plan estaríamos hablando de algo significativo”, especificó la especialista en salud pública.
A pesar de que el Tribunal Constitucional (TC) reconoció en el 2016 los derechos sexuales y reproductivos de los y las adolescentes para que accedan a servicios de prevención, Chávez lamentó que esta disposición no se esté cumpliendo por ausencia de voluntad política y por el poco entendimiento de los operadores de los servicios con respecto al tema.
“En eso juega un rol muy importante estas organizaciones opositoras como ALA Sin Componenda, Padres en Acción y Con Mis Hijos No Te Metas. Ellos han ido mermando mucho más las capacidades del Estado”, enfatizó. No obstante, aclaró que eso no justifica que el Ejecutivo romantice el embarazo adolescente.
Ambas expertas sostuvieron que hay un fuerte impacto a nivel educativo, además de las consecuencias sociales, físicas y psicológicas en la adolescente. “Lamentablemente, la niña o adolescente es expulsada no por las normas, sino por el contexto social”, señaló Chávez.
Pese a que Perú cuenta con la Ley 29600 que fomenta la reinserción escolar por embarazo, las tasas de deserción escolar del Ministerio de Educación indican que una de cada tres adolescentes abandona los estudios por encontrarse embarazadas o ejercer labores relacionadas al cuidado de niños.
Al no culminar sus estudios, estas adolescentes tienen más probabilidades de pertenecer al 72% de la población que labora en trabajos informales y menos posibilidades de acceder a un trabajo remunerado, lo que deriva en la perpetuación del círculo de pobreza. El Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) informó en 2019 que el 24,9% de madres adolescentes vivía en extrema pobreza.
Esto las lleva a correr más riesgo de sufrir violencia de todo tipo por el resto de su vida, ya que al encontrarse vulnerables por no poder acceder a empleos, dependerán económicamente de las parejas.
Embarazo adolescente
La psiquiatra Marta Rondón precisó que otra de las consecuencias del embarazo adolescente es la interrupción del desarrollo neurobiológico. “Como resultado de esto, crecerán ansiosas, tenderán a interpretar lo que les ocurre de forma negativa, tendrán dificultad para responder al estrés, así como para aprender de su propia experiencia porque hay alteraciones en la memoria mediata”, determinó.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) también indica que las adolescentes menores de 16 años corren un riesgo de defunción materna cuatro veces más alto que las mujeres de 20 a 30 años. Debido a esto, sugieren que las menores tengan la posibilidad de pensar en el aborto terapéutico nada más que por problemas de salud, pues los cuerpos más jóvenes no están plenamente desarrollados para afrontar el proceso del embarazo y el parto sin consecuencias adversas.
Teresa fue una de esas adolescentes que tuvo que dejar la universidad en los primeros ciclos para llevar los últimos meses de embarazo. Regresó a la universidad cuando su hija cumplió cuatro años y ahora se encuentra tramitando su bachillerato. Hace tres años terminó la relación con su pareja, una figura que tampoco se incluye en el video de la campaña #LuchaPerú.
Ambas especialistas propusieron que los hombres también asuman responsabilidades sobre esta problemática. Algunos de ellos, al enterarse del embarazo, desaparecen de la escena. Otros tantos, “apoyan” a sus parejas. “No necesitas apoyo, sino compartir esta labor de crianza. Ella es la que tiene que sacrificar su tiempo y sus energías para ello”, precisó Rondón. Asimismo, manifiestan que se necesita trabajar en nuevas masculinidades para prevenir estos casos y la violencia sexual por parte de los varones hacia las menores de edad.
La historia que presenta la Presidencia del Consejo de Ministros es, lamentablemente, más común de lo que se cree. Pero lo que no cuenta este video es todo lo que hay detrás de los embarazos adolescentes y cómo esta problemática suele truncar la vida de las menores.
“Si no hubiera quedado embarazada, las cosas serían diferentes, hubiera terminado mis proyectos. Quiero sacar mi título, hacer algún diplomado. Tal vez, hubiera tenido mejores ofertas laborales y un mejor trabajo”, contó Teresa.
*Modificamos el nombre a pedido de la mujer para proteger su identidad.