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Género

La muerte de Alejandra Monocuco, un caso sin justicia para la población transgénero en Colombia

Alejandra Monocuco murió por la posibilidad de una complicación a causa de la COVID-19. Su muerte reveló las diversas dificultades a las que se enfrenta la comunidad transgénero en el sistema de salud colombiano.

Alejandra Monocuco fue una mujer trans de 39 años, trabajadora sexual, víctima del conflicto armado y VIH positivo. Vivía en Bogotá, Colombia, junto a su compañera Leidy, y murió tras la presunta negligencia de paramédicos que no decidieron transportarla a un hospital para una atención adecuada.

Desde su muerte, su nombre ha sido un símbolo de la lucha de la población transgénero, que día a día vive la exclusión del sistema de salud en Colombia. Alejandra murió el pasado 29 de mayo, después de que se le negara la atención médica por tener problemas respiratorios, aparentemente a causa de la COVID-19.

Un día antes de su muerte, la noche del jueves 28 de mayo, Alejandra empezó a tener problemas para respirar y se sentía muy agitada. Su compañera de piso, Leidy, notó sus complicaciones y decidió llamar a la línea de urgencias para pedir una ambulancia. Aquel llamado comenzaría una serie de sucesos que marcarían la muerte de Monocuco.

Diversos colectivos se han sumado al movimiento #JusticiaParaAlejandra en Colombia. Foto: Facebook Libertrans. Asociación de Personas TRANS

Cuarenta minutos después de aquel llamado, llegó el servicio de urgencia a la calle Santa Fe. Dos paramédicos ingresaron al lugar y tomaron la temperatura a Alejandra. Su diagnóstico fue una sobredosis a causa de alguna sustancia psicoactiva. Por ello, recomendaron a Leidy que no le dé de comer ni de beber.

En ese proceso, le preguntaron a Leidy si su compañera de piso tenía alguna enfermedad, a lo cual respondió que sí y que era VIH. “Cuando yo le dije eso, él se alarmó, se alejó rápido y dijo que lo que Alejandra tenía debía ser pasajero”, contó Leidy a la Fundación Sentiido.

Luego de aquel acto, los dos paramédicos se retiraron del lugar y negaron transportarla a un hospital. Ellos indicaron que era mejor que se quedara en casa. Sin embargo, Alejandra continuó con las dificultades para respirar. En su angustia, Leidy volvió a llamar a una nueva ambulancia, pero cuando estos llegaron, Alejandra Monocuco ya no tenía signos vitales, así que declararon su muerte. Era la madrugada del viernes 29 de mayo.

Justicia para Alejandra en Colombia - población transgénero. Foto: Instagram Juliana Correa (uliadraws)

No sería después de más de 12 horas que levantarían el cadáver de Alejandra, cerca a las 5:30 de la tarde del viernes. Según las declaraciones de su compañera de vivienda, cuando se llevaron el cuerpo, no se desinfectó el ambiente ni se brindó atención a ninguna de las otras seis mujeres que vivían en el lugar.

A raíz de su muerte, Leidy decidió exponer el caso y realizó diversas denuncias públicas en las redes sociales, enmarcadas en la campaña ‘Justicia para Alejandra’.

Después de cinco días de la muerte de Alejandra Monocuco, la Secretaría de Salud de Bogotá emitió un comunicado, el 3 de junio, en el que se afirmó que Alejandra se negó a recibir atención médica; sin embargo, Leidy desmintió aquel suceso.

Previamente, la Secretaría de Salud ya había indicado que la muerte de Alejandra se debió a condiciones naturales. Además, la institución apeló a que existía un documento firmado por Leidy que negaba la atención y el traslado de su compañera de piso. No obstante, este hecho se desmentiría, ya que dicho papel nunca existió, de acuerdo al medio Infobae.

La alcaldesa de Bogotá, Claudia López, también se manifestó al respecto. “Pedí que se investigara la muerte de Alejandra. Hubo error, quizá estigma, en todo caso un servicio inadecuado que de haberse hecho bien quizá le habría salvado la vida. A la familia y amigos de Alejandra mi abrazo y la certeza de que me encargaré que haya #JusticiaParaAlejandra”.

El sábado 4 de julio, decenas de personas salieron a marchar contra la muerte de Alejandra en Colombia. Foto: Facebook David Pirachicán Ávila

Ya ha pasado cerca de un mes y medio de la muerte de Alejandra Monocuco y diversos colectivos se han sumado en las protestas contra el fatídico hecho. Incluso, se han realizado marchas en Bogotá, pese a la emergencia sanitaria que vive el país a causa de la COVID-19. Para las y los activistas, la muerte de Alejandra representa un ejemplo de transfobia estructural en Colombia contra la comunidad trans.

Melissa Monroy, experta en género de la Universidad de Los Andes, explicó a Infobae que en el caso de Alejandra se expresó una serie de situaciones que viven las personas LGBTI en su día a día.

“Vectores de vulnerabilidad se cruzan en un cuerpo, siendo una mujer trans, trabajadora sexual, pobre y que convivía con VIH. Alejandra deja en evidencia el tipo de sociedad en la que vivimos, donde ser pobre, con VIH y trans es prácticamente una condena de muerte”, declaró para el medio argentino.

Gran parte del relato es contado por la Red Comunitaria Trans de Bogotá, organizaciones que velan por los derechos de la comunidad LGBTIQ+ en Colombia y algunos medios internacionales que describen la muerte de Alejandra Monocuco como un símbolo de las desigualdades a las que se enfrenta la comunidad transgénero en el sistema sanitario. Todavía su muerte sigue en investigación.