Cynthia Beall, una antropóloga estadounidense de la Universidad Case Western Reserve, realizó estudio interdisciplinario en Asia del Sur y descubrió una sorprendente evolución humana en una comunidad de Nepal. Allí residen personas que han habitado la región durante más de 10 mil años. Para asombro de los científicos, los sujetos analizados mostraron que pueden vivir con niveles bajos de oxígeno en altitudes superiores a los 3.500 metros, donde la mayoría experimentaría dificultades respiratorias.
Además de los cambios físicos, los factores culturales juegan un papel crucial en la supervivencia y reproducción de estas comunidades. En ese sentido, la investigación de Beall ofrece información valiosa información sobre los mecanismos evolutivos que permiten a los seres humanos adaptarse a condiciones ambientales adversas. Incluso abre nuevas vías para el estudio de enfermedades relacionadas con la hipoxia, que pueden afectar a individuos en diferentes altitudes.
Las mujeres de Tíbet tienen características fisiológicas permiten que el cuerpo utilice el oxígeno de manera más eficiente. Foto: Viajes Nakara
Bajo el liderazgo de Cynthia Beall, los científicos de Estados Unidos descubrieron que las mujeres de la comunidad tibetana poseen unas adaptaciones fisiológicas que facilitan la sobrevivencia y la reproducción en condiciones extremas de altitud. Ellas viven en el Alto Mustang, una región de Nepal situada entre 3.500 y 4.200 metros sobre el nivel del mar.
Asimismo, se observó que las féminas de Tíbet con mayor éxito reproductivo presentan niveles promedio de hemoglobina. Sin embargo, se destacan por tener una saturación de oxígeno más alta que el resto. Otra adaptación significativa es el aumento en el tamaño del ventrículo izquierdo del corazón, que bombea sangre oxigenada al organismo. Este agrandamiento, junto con un mayor flujo sanguíneo hacia los pulmones, asegura una distribución efectiva del oxígeno a los tejidos.
Mujer de Tíbet. Foto: Prasad KholkuteFoto:
En Asia del Sur, las mujeres de Tíbet tienen características fisiológicas permiten que el cuerpo utilice el oxígeno de manera más eficiente, un rasgo heredado de las antiguas generaciones que favorece la supervivencia en condiciones de hipoxia.
Por otro lado, los investigadores de Estados Unidos relacionaron estas adaptaciones a un género específico que probablemente se originó en los denisovanos. Este gen regula la concentración de hemoglobina en la sangre, un factor clave para adaptarse a la vida en altitudes extremas. El proceso de selección natural sigue operando en estas comunidades. Esto implica que los seres humanos que habitan en el Tíbet siguen evolucionando.
Las mujeres de Tíbet pueden vivir con niveles bajos de oxígeno en altitudes superiores a los 3.500 metros. Foto: difusión
En uno de los glaciares más antiguos del Tíbet se ha descubierto un núcleo de hielo que contiene 1.705 especies de virus, preservados durante 41.000 años. Estos microorganismos ofrecen una perspectiva única sobre el pasado ecológico y climático de la Tierra.
Según Lonnie Thompson, el paleoclimatólogo y glaciólogo que lideró la expedición, este hielo milenario actúa como una cápsula del tiempo. Con ello, se permitirá estudiar formas de vida que han permanecido inalteradas durante decenas de miles de años. Este hallazgo no solo representa un avance significativo en la paleovirología, sino que también proporciona información valiosa sobre cómo las comunidades microbianas han respondido a los cambios climáticos del planeta.