En la carrera presidencial de Estados Unidos, hay ciertos estados que adquieren un papel decisivo en el resultado de la elección. A estos se les conoce como estados “péndulo” o “bisagra”, debido a su tendencia a oscilar entre partidos en diferentes ciclos electorales. Aunque la mayoría de los estados mantienen una afiliación partidaria constante, unos pocos concentran gran parte de la atención debido a su influencia sobre el total del colegio electoral, lo que los convierte en escenarios de intensa competencia política.
Estos estados clave se caracterizan por una distribución demográfica diversa y posiciones políticas fluctuantes que pueden inclinar la balanza hacia cualquier candidato. Para los comicios de 2024, los candidatos y sus equipos de campaña dedican recursos, tiempo y estrategias específicas a convencer a los votantes de estos estados, donde cada voto puede ser crucial. A continuación, se examinan los estados más importantes en la próxima contienda presidencial y los factores que los convierten en piezas clave en la definición de quién ocupará la Casa Blanca.
En el sistema electoral de Estados Unidos, es crucial comprender que, independientemente de quién obtenga la mayoría de los votos a nivel nacional, lo que realmente importa es el resultado en cada estado. En este sentido, el candidato que logra la mayor cantidad de votos en un estado específico se lleva todos los electores de ese estado, con excepción de Nebraska y Maine, que tienen un sistema diferente de asignación de votos electorales.
Es por esta razón que tanto el candidato republicano, Donald Trump, como la candidata demócrata, Kamala Harris, concentran sus esfuerzos y recursos en estos estados clave, invirtiendo la mayor parte de sus fondos de campaña en asegurar el apoyo y la victoria en estas jurisdicciones determinantes para el resultado final de las elecciones presidenciales.
Las elecciones presidenciales serán el próximo 5 de noviembre. Foto: difusión
En el sistema electoral de Estados Unidos, cada estado cuenta con un número específico de votos en el colegio electoral, que se otorgan al candidato que gane la mayoría de votos en esa jurisdicción. Sin embargo, algunos estados cuentan con una trayectoria de votos balanceada entre demócratas y republicanos, lo cual les otorga un carácter decisivo. Estos estados “péndulo” o “swing states” presentan una composición demográfica y política lo suficientemente diversa como para cambiar de partido en cada elección, lo que amplifica su relevancia electoral.
El rol de un estado clave es estratégico: a diferencia de los estados “sólidos”, que casi siempre apoyan a un solo partido, los estados clave son objeto de una intensa atención de campaña. Aquí, los candidatos deben equilibrar sus posturas para atraer tanto a los votantes de centro como a aquellos de inclinaciones más extremas dentro de su partido.
Esto da lugar a que los candidatos ajusten sus discursos, enfoquen recursos específicos y celebren eventos importantes en estas zonas. La tendencia de voto de estos estados fluctúa por factores demográficos, económicos y culturales, que varían entre elecciones, generando un campo de batalla político que cada candidato busca conquistar para asegurar su victoria.