Cargando...
Economía

Mi primera chamba: 7 de cada 10 jóvenes están en la precariedad

Brecha. A cuatro años de la pandemia, el subempleo repuntó y alcanzó a 8,2 millones de peruanos. Afecta principalmente a los trabajadores menores de 25 años. Por su parte, 2,6 millones la pasan peor al estar sometidos a la informalidad.

larepublica.pe
Disparidad. El sueldo promedio en los jóvenes es de S/1.133, apenas por encima de la remuneración mínima vital; no obstante, las mujeres están incluso por debajo de este nivel. Foto: difusión

En el Día Internacional del Trabajador, los números arrojan una dura realidad: el primer empleo de los peruanos no se da en el ámbito vocacional en el que les gustaría desempeñarse, al punto de que la inadecuación ocupacional creció de 62% a 66% y afecta principalmente a los jóvenes, según el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE).

Unos 7 de cada 10 compatriotas trabajan en algo diferente a lo que estudiaron, sea en el ámbito universitario o técnico.

A ello hay que añadirle que  el primer trabajo se da en condiciones precarias, sea porque no acceden a una jornada completa (subempleo visible) o porque ganan mensualmente por debajo de los S/800 (subempleo invisible).

En detalle, el 65% de los jóvenes de 14 a 24 años están sometidos al subempleo, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (ver cuadro).

Así, aproximadamente 7 de cada 10 jóvenes peruanos se desenvuelven en un empleo en condiciones desfavorables —principalmente, uno mal remunerado—.

Como un efecto residual del flojo desempeño de la economía peruana en 2023, que trajo el peor resultado en 31 años sin contar la pandemia, el universo de subempleados alcanzó a 8,2 millones de compatriotas —lejos de los 4,9 millones que se tenían en 2019—, mientras que el empleo adecuado llegó a 8,9 millones de personas, aproximadamente 500.000 más que en el periodo previo al coronavirus.

Destinados a un trabajo informal o precario

Se estima que entre 300.000 y 400.000 jóvenes se insertan al mercado laboral por año, pero se topan con una cruda realidad: el 71,1% es informal. Según ComexPerú, es bueno que la tasa haya bajado de 74% a 71,1%, pero ello no se tradujo en creación de oportunidades en el empleo formal, y por lo tanto se tradujo en mayor vulnerabilidad, desempleo o inactividad.

Y es que, muy aparte de la precariedad laboral ya citada, está el problema de la informalidad. Son 12,2 millones de trabajadores que se desempeñan en empresas no registradas debidamente ante la Sunat y que carecen de beneficios sociales como un seguro o aportes para su fondo de pensiones al culminar su etapa laboral.

Según el INEI, la población juvenil peruana asciende a 7,8 millones de personas; y, a juicio de Hellen Tipian Rodríguez, líder de zona andina de la Fundación Forge, cerca de 2,6 millones de jóvenes están en situación de informalidad laboral y se ven condicionados por la falta de oportunidades y de preparación para asumir otros retos.

Tipian recuerda que la informalidad golpea más a los peruanos de 14 y 24 años, ya que registran una tasa de 85,4%. Otro factor clave es la falta de preparación académica: 22 de cada 100 jóvenes de 16 y 18 años no terminaron su educación secundaria.

Por otro lado, enfocándonos en los peruanos que sí tuvieron el privilegio de estudiar, el 43% reconoció que su primera experiencia no coincidía con su carrera académica, según Dora Pinedo, jefa de Marketing en Bumeran Perú, citando el informa Primer Empleo de dicha plataforma. Pinedo agrega que hay sectores productivos en los que es más fácil conseguir trabajo sin tanta experiencia: gastronomía o turismo son los claros ejemplos.

En tanto, un 11% reconoció que trabaja para obtener independencia económica o para poner en práctica sus conocimientos adquiridos así no se relacionen con su área de estudio; otro 9%, porque necesita la plata sin importar el rubro; y el 1%, porque fueron influenciados por su familia.

¿Cómo resolver el problema?

Lo ideal sería que el MTPE marque la pauta en la búsqueda de soluciones, pero el ente rector desistió de participar en este reporte.

Desde la Fundación Forge sostienen que el sistema educativo es clave para revertir este problema porque actualmente existen brechas entre las habilidades socioemocionales desarrolladas por los jóvenes que acaban el colegio frente a lo que requiere el sistema productivo.

“Es importante implementar mecanismos de actualización de la currícula estatal, ya que no avanza como los nuevos requerimientos laborales. Quiere decir que en el mejor de los casos la formación académica de los y las jóvenes los prepara para los empleos del hoy, pero no está respondiendo a los del futuro”, acotó Tipian para La República.

Asimismo, consideró importante que el Estado peruano pueda generar puentes de oportunidad frente a la brecha de edad, considerando que a los 16 años se egresa de la escuela y prácticamente se queda predispuesto a la inestabilidad laboral por negársele un empleo formal.

Y, a fin de potenciar las capacidades del talento humano, Dora Pinedo recuerda que cada vez las personas se insertan antes en el mercado laboral; por tanto, los equipos tienden a ser más jóvenes, por lo que es importante considerar la diversidad etaria dentro de las organizaciones, ya que esto beneficia y aporta muchísimo a los equipos y las empresas.

¿Qué busca el peruano en su primera chamba?

El 29% de los centennials —léase, los jóvenes de 18 a 24 años— considera que la modalidad híbrida o remota es lo ideal a la hora de buscar o aceptar un empleo, de acuerdo con Bumeran.

Vale acotar que la mayoría de los peruanos (40%) arranca su vida laboral entre los 18 y 20 años, seguido por el grupo etario de 21 a 25 años (35%).

Además, los interesados en un puesto junior aspiran a un salario promedio de S/1.877, aunque, dependiendo del rubro al que se proyecten, la cifra varía: hasta S/3.900 para negocios internacionales y S/3.200 para medicina laboral.

Por su parte, el 84% de los reclutadores de talento considera que las habilidades blandas son las más solicitadas, pero también las menos frecuentes entre los aspirantes: el 40% de los expertos busca perfiles que trabajen en equipo; un 39%, liderazgo; y 38%, empatía. Y, en habilidades duras, el 41% prefiere manejo de software y 39%, dominio de nuevas tecnologías.

Las mujeres son las más afectadas por el desempleo

Aparte de las taras culturales que alimentan las brechas de género en el trabajo —como el prejuicio por la maternidad y horas extralaborales en el hogar—, el desempleo es otra piedra en el zapato de las peruanas.

En líneas generales, al cierre de 2023, 977.399 compatriotas permanecieron sin empleo pese a buscarlo activamente. Hubo una subida de 15,3% frente al 2022, y llevó la tasa de desocupación a 5,4%.

En total, 522.994 féminas no encontraron trabajo (+54.065 que en 2022) y su tasa pasó de 5,7% a 6,4%; mientras que, si lo comparamos con los varones, vemos que aquí se elevó de 5,7% a 6,4% (454.405 varones, 75.526 más que en 2022), recoge ComexPerú.

Es menester precisar que las tasas de desempleo femenino son superiores a las masculinas en jóvenes de 14 a 29 años (10,7% frente a 7,8%) y en adultos de 30 a 65 años (5% frente a 3,2%).

Según el INEI, el ingreso promedio de las féminas es de S/1.405 mensuales, y el de los hombres, S/1.873. La brecha en los ingresos es de S/468,4, y en el grupo de 14 a 24 años las peruanas registran una ganancia media de S/999,6, mientras que los hombres perciben al mes S/1.240.

Reacciones

Dora Pinedo, jefa de Marketing de Bumeran

“¿Qué atrae a los talentos hoy? En el caso de los centennials, jóvenes de 18 a 24 años, el 29% considera que la modalidad híbrida o a distancia es lo que más los enamora a la hora de buscar o aceptar un nuevo empleo”.

Hellen Tipian, lider de Zona Andina de Forge

“En el Perú tenemos cerca de 2,6 millones de jóvenes en situación de informalidad laboral, que se ven condicionados por la falta de oportunidades y de preparación para asumir otras posibilidades laborales”.

Las razones detrás del empleo sin derechos

Enfoque. Javier Mujica, laboralista

Dentro del limitado empleo formal, el 70% de las personas están vinculadas a un trabajo de corta duración a plazo fijo. Esto también es precarización del empleo. Su renovación depende de la voluntad del empleador y, si reclama un aumento o busca afiliarse a un sindicato para proteger sus derechos, no se le renueva.

Tenemos también un desencuentro entre la oferta educativa y la demanda de trabajo. Hay abundancia de ciertas ocupaciones y déficit en otras: sobreoferta en profesiones como abogados y contadores versus una corta demanda de personas con elevada calificación en industria o minería.

Otro punto en contra es la incapacidad del mercado para absorber el trabajo con todos los derechos. La informalidad está relacionada con la débil demanda de nuestro mercado interno, que se compone de consumidores —asalariados y pensionistas— que solo  tienen ingresos de subsistencia, y, por lo tanto, la capacidad de consumo, que es la rueda que mueve la economía, está es muy limitada y genera también una oferta muy limitada.

La debilidad del sistema de fiscalización laboral, en manos de Sunafil, también nos pasa factura. Si tuviéramos una más efectiva, se reduciría en 20 puntos la informalidad laboral, ya que dentro del sector formal de la economía hay trabajadores no registrados, es decir, informales.

Las claves

  • Beneficio. Hoy se reconoce como feriado no laborable tanto para el sector público como para el privado. Es decir, si el trabajador labora en dicha fecha, sin descanso sustitutorio, tiene derecho a percibir un triple pago por ley.
  • Voz de lucha. La CGTP, en respuesta a la inflación y a los bajos sueldos, insta a la ciudadanía y a las distintas organizaciones hoy, desde las 9:00 a. m. en el Campo de Marte.