BID: empleo femenino, el más afectado por la pandemia en Lima Metropolitana

El empleo femenino sufrió en mayor grado la crisis sanitaria, pues cayó 14,7% durante 2020 en Lima Metropolitana, mientras que, para los hombres, fue de 11,3%, detalla el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en un reciente informe titulado La participación laboral de las mujeres en el Perú.

Andrew Morrison, asesor principal del BID, explicó que cuatro de cada cinco mujeres empleadas se desarrollan en los sectores servicios y comercios, los más afectados por la COVID-19 debido a su trato directo con el público.

En líneas generales, ya desde antes de la pandemia el 57,3% de las féminas se desenvuelve en trabajos vulnerables contra el 44,6% de los varones, recoge el informe.

Además, precisó, tomando cifras de INEI, que las mujeres trabajan principalmente en mypes —las más dañadas por el coronavirus—, las cuales entre junio y agosto del año pasado perdieron hasta 30,1% del empleo, cuando en las empresas más grandes apenas fue de 18,7%.

Alta participación, pero baja remuneración

Morrison acota que nuestro país posee una alta participación laboral femenina —al 67% en 2018, solo superado por Uruguay con 68%— no obstante, consideró que “sería motivo de celebración del empoderamiento económico femenino si fueran en trabajos productivos bien remunerados, pero no es el caso”.

El investigador Hugo Ñopo agregó que aparte de la cantidad de mujeres trabajando, se debe velar por la calidad en la que se desenvuelven, analizando la segregación vocacional, salarios, trabajo a tiempo parcial y flexibilidad.

”La presencia de niños en el hogar tiene impactos muy diferenciados. Al hombre le hace trabajar más para traer más dinero y financiar las actividades, y a la mujer, la hace trabajar menos ‘para cumplir sus responsabilidades’”, sostuvo Ñopo, quien también apuntó que el 80% del trabajo doméstico no remunerado es hecho por manos femeninas, lo cual se traduce en casi dos días y medio por semana que le restan disponibilidad a la mujer para trabajar.

Sumado al mayor rango de féminas en empleos vulnerables, el 22,1%* son trabajadoras familiares no remuneradas o domésticas, contra un 5,7% de los hombres, y según el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE), un año antes de la COVID-19 la informalidad de las mujeres alcanzaba el 75%, versus el 70% de los varones.

Soluciones

El BID consideró esencial incorporar plenamente a las mujeres en programas de empleo y crédito de emergencia, rediseñando proyectos como Trabaja Perú —según el Ministerio de la Mujer actualmente representan la mayoría de beneficiarios— en los que se capacite y conecte con la bolsa de trabajos del MIMP para que consigan mejores empleos al culminar el trabajo temporal.

Asimismo, Morrison aterrizó que hay que expandir el acceso a servicios de cuidado como Cuna Más —solo beneficia al 7% de los niños menores de 36 meses—, sumado a desarrollar una política nacional de cuidados, aprovechando las ventajas comparativas del sector privado, los municipios y organizaciones de la sociedad civil.

Finalmente, la economista Carolina Trivelli señaló que los procesos de cambio son lentos incluso si hubiera recursos adecuados, y argumentó que “no hay que esperar que el Estado nos haga guarderías para todos lados”, coincidiendo en un trabajo articulado con diversos sectores de la sociedad, mas cree que el Estado debe imponer estándares mínimos de calidad para garantizar la seguridad en estos negocios.

También recordó que se debe estudiar el rol de la mujer rural en este ámbito, donde el trabajo familiar no remunerado tiene otras cargas como la agricultura, lo cual limita las oportunidades para las féminas.

* al 2017, según MTPE.