Al primer trimestre de 2018, el número de empresas activas en el Perú fue de 2 millones 332 mil 218, representando un 7% más respecto al mismo período del año anterior, según publicó el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) en el Informe Técnico Demografía Empresarial en el Perú.
Para que las organizaciones funcionen correctamente y permanezcan en el tiempo, es trascendente que un auditor revise anualmente la contabilidad de estas, con el fin de asegurar a los accionistas, proveedores, entidades financieras, inversionistas y terceros interesados en que las cifras sean razonables y útiles para tomar decisiones económicas, hacer estudios, análisis económicos y financieros confiables.
Luis Pierrend, socio líder de Auditoría de BDO en Perú, estima que entre 12 mil a 15 mil organizaciones podrían estar siendo auditadas en todo el país, aunque no hay estadísticas al respecto. En este sentido, una empresa se somete a estas revisiones por diversas necesidades, entre ellas, las que tienen que ver con las reglas del buen gobierno corporativo y de transparencia, por temas regulatorios, requerimientos de las entidades financieras para otorgamientos de líneas de crédito y financiamiento, o por otras necesidades particulares.
En nuestro país, las empresas obligadas a ser auditadas anualmente son las que cotizan en la Bolsa de Valores de Lima o que son reguladas por la Superintendencia del Mercado de Valores (SMV) y la Superintendencia de Banca, Seguros AFP (SBS). Asimismo, están obligadas aquellas compañías que tienen contratos celebrados con el Estado.
Mientras que no están obligadas, pero sí por requerimiento, las empresas que tienen préstamos de instituciones financieras con cláusulas de cumplimiento, aquellas cuyo requerimiento es de sus accionistas o socios, por mandato de sus estatutos, societarios y aquellas que deben reportar a sus casas matriz en el exterior, entre otras circunstancias probables.
“Para efectuar la auditoría financiera es muy importante que las empresas cuenten con estados financieros completos que incluyan los cuatro estados financieros, el análisis de sus cuentas, las políticas contables y notas explicativas. Deben tener los registros contables al día, documentación societaria con toda aquella información que ayude validar las cifras de los estados financieros, libros y registros de soporte administrativo y los contratos propios y con terceros. Además de otros documentos y evidencias, de tal forma que puedan cumplir con aplicar a cabalidad las Normas Internacionales de Auditoria aprobadas en el Perú”, precisó, Luis Pierrend, socio líder de Auditoría de BDO en Perú.
Asimismo, contar con la colaboración, responsabilidad y confiabilidad de la plana gerencial, es una pieza clave en este proceso. Esto permitirá que el auditor se convierta en un asesor que proponga soluciones correctas y razonables para superar los problemas o deficiencias al interior de la empresa, de tal manera que el informe de auditoría contenga una opinión sin calificaciones sobre estados financieros preparados de acuerdo con las normas contables que rigen nuestro país y constituidas por las Normas Internacionales de información Financiera.
Durante la etapa de planeamiento, el auditor debe identificar las áreas de riesgo de una empresa para determinar el alcance del trabajo, la magnitud de las pruebas y evidencia que deberá adquirir.
Pierrend comentó que la finalidad de una auditoría financiera no es detectar fraudes. Sin embargo, bajo el sustento de las actuales normas, el auditor debe evaluar el riesgo de que existan debilidades en el sistema de control interno y contable que puedan conllevar a las personas a cometer fraude, lo que podrá ser identificado en la etapa de planeamiento e identificación de riesgos de la auditoría.
Si bien muchas organizaciones consideran que a la auditoría es un gasto sin utilidad para los accionistas de la empresa, no tienen en cuenta que el auditor apoyará a la Gerencia, colaborando en mejorar los aspectos de control interno, financiero y tributario de la organización.
Esto les permitirá mejorar y detectar a tiempo aquellos aspectos del negocio que deben mejorar o reestructurarse para ser más eficientes, lograr economías y ser productivos y rentables.