La compañía de productos de belleza reportó pérdidas en los últimos cuatro años, pero pelean por superarla.,El último reporte de ingresos de Avon en el 2018 fue de 5.571 millones de dólares, sumando así su cuarto año en pérdidas. Sólo en un centro de producción, ubicado en Polonia, desde donde sirve a todo el continente, sus ventas rondan en 1.800 millones de dólares. Mientras que su filial en España, que también exporta cosméticos a Portugal y a Marruecos, facturó 107 millones de euros en 2017. En el 2014 obtuvo ingresos de 7.648 millones de dólares, y en el 2015 recibió 6 mil 160 millones de dólares, pero finalmente en el 2018 bajó hasta 5 mil 571 millones de dólares. PUEDES VER: Avon anuncia cierre de operaciones en 16 territorios del Caribe. Para contrarrestar las pérdidas, la marca de cosméticos ha puesto en marcha un plan de reducción de costes con el objetivo de rebajar gastos globales en 400 millones de dólares de aquí a 2021 a través de eficiencias en la fabricación y el abastecimiento. Los recortes de plantilla se han sumado a la estrategia bautizada como Open Up: en enero pasado anunciaron que reducirían en un 18% su fuerza laboral en el mundo. Al igual que muchos negocios, no quieren ser arrastrados por la corriente digital, así que intentan adaptarse a las nuevas formas de consumo. Incluso la propia venta directa está cambiando, el Whatsapp sustituye en muchas ocasiones a las visitas a domicilio, y los canales de Youtube aportan con las sesiones de maquillaje con clientas. Avon sabe que las nuevas generaciones no esperan ni tienen tanta paciencia como sus antecesoras. El desafío es mayor: competir con la creciente oferta de cosméticos en la era de la distribución online. Sin embargo, una buena señal es que el número de vendedoras ha crecido en los últimos meses, y mercados como Argentina, México, Brasil o Turquía se recuperan y no temen a la desaceleración económica.