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Domingo

Realistas y patriotas contra Huarochirí

Las sierras de Lima fueron escenario de las primeras rebeliones contra el dominio español. Un joven historiador ha investigado sobre los abusos y saqueos que padecieron durante las guerras de emancipación.

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Huarochirí. Su red de caminos unió Lima con el centro y sur del país. Y fue ideal para emboscadas. Foto: Difusión

Por su estratégica ubicación, sus arduos caminos cordilleranos y su rica tradición cultural, Huarochirí mereció sendas campañas de “occidentalización” durante el Virreinato, que incluyó la más exitosa extirpación de idolatrías vinculadas al culto del apu nevado Pariacaca y al temido Pachacámac, amo y señor de los temblores.

Sin embargo, su población no se dejó domesticar y su territorio fue escenario de las primeras rebeliones contra la ocupación española. En 1750, apenas cuatro años después del gran terremoto y tsunami que arrasó Lima y Callao, rebeldes huarochiranos, dirigidos por Francisco Inca, tramaron un plan digno de película: desviar los canales de regadío de Lima para inundar la plaza mayor y, al grito de “¡Maremoto!”, provocar la salida del virrey para asesinarlo a tiros. La idea era descabezar el virreinato para reinstaurar el Tawantinsuyo. El plan fracasó y la historia de su posterior desactivación se puede leer en el libro de Karen Spaldin: El diario histórico de Sebastián Franco de Melo.

Todo esto se produjo 70 años antes de la proclamación de la independencia. En el ínterin, más precisamente en 1783 —tres años después de la sublevación de José Gabriel Condorcanqui—, José Velasco, primo del rebelde cusqueño, encabezó otra insurrección en Huarochirí.

Contra realistas y patriotas

Hubo personajes como don Ignacio Quispe Ninavilva, curaca de Huarochirí, que tuvieron un papel signifi cativo en la gesta emancipadora, pero fueron silenciados por la historia ofi cial. Su hazaña mereció el interés del joven historiador Erick Félix Asencio, ganador del concurso Narra la Independencia desde tu pueblo con el estudio Contribuciones, abusos y saqueos durante la guerra de la independencia (1821-1824).

Historiador Erick Félix Asencio. Foto: Erick Félix Asencio

“Ignacio comandó las guerrillas y montoneras en casi toda la sierra central. Fue aliado de Riva Agüero en el ideario de nacionalismo incipiente y se enfrentó al propio Bolívar y al ejército de la Gran Colombia, que era aún más voraz en los saqueos y robos que los argentinos o chilenos de San Martín. Posterior a 1824, Ninavilca va a formar parte de levantamientos indígenas contra la formación republicana (1825, 1832 y 1835), su descontento contra las políticas impuestas —como la vuelta de la tributación en forma de ‘contribución’— va a motivar su desplazamiento al centro del país como representación del ideario indígena no cumplido”, explica el historiador. Las guerras emancipadoras fueron años muy duros para los huarochiranos. Muchos pueblos quedaron deshabitados porque sus habitantes se movilizaron a las zonas más inaccesibles huyendo del afán depredador de las tropas patriotas y realistas. Su propio líder fue aliado y luego opositor de los libertadores. Así lo revela Félix Asencio: “Según las memorias de Riva Agüero, el curaca Quispe Ninavilca personalmente entregó a San Martín utensilios de oro saqueados en las haciendas de Yauli y Huarochirí. Lo que manifiesta Agüero es con el propósito de denunciar que los recursos, principalmente monetarios, eran confiscados por el libertador y por Monteagudo para sí mismos y no a favor de la causa”.

“¿Y con Bolívar?”, preguntamos. “La cosa es similar. A su llegada, Ninavilca había entablado una alianza férrea con Riva Agüero en contra de los extranjeros. Todo cambia cuando descubren las conversaciones de Agüero con los realistas. El curaca decide alinearse con Bolívar, aunque sin reconocer su poder político. Quispe Ninavilca era una fi gura reconocida que constantemente será contactada para idear o plasmar tácticas militares a sabiendas de su poder de convocatoria indígena”, explica el historiador.