“Veo colores de apoyo a la Primera Orden. Te doy la bienvenida”. El malvado Kylo Ren se acerca para señalar mis pantalones con rayas rojas, negras y blancas. El nieto de Darth Vader dice algo cortés, con una voz grave y envolvente que sale de su máscara. Nadie lo vio venir en el planeta Batuu, con su paso firme y veloz. Recién recuperamos el ritmo de la respiración cuando Kylo agita la capa y se esfuma, siempre escoltado por un par de Stormtroopers, los históricos soldados imperiales de armadura blanca.
Basta con caminar cinco minutos por Star Wars: Galaxy’s Edge, la flamante área de Disney’s Hollywood Studios, en Orlando, para sentirse en otro mundo: Batuu.
Este planeta no aparece en ninguna de las películas de Star Wars. “Es un lugar ficticio”, explican en Disney, donde empleados y visitantes juegan a creer que los planetas Tatooine y Corellia son reales.
“Lo que pasa es que en Batuu tenemos tres soles”, aclaran los vendedores de leche azul cuando un turista se queja del calor infernal del estado de Florida, en Estados Unidos.
Con las tonalidades de un desierto, este planeta cuenta con algunos personajes de los episodios VII y VIII (Rey, Finn, Kylo Ren y BB-8, entre otros). Pero también hay otros que atraviesan distintas épocas (como Chewbacca y R2-D2), que transportan sin escalas a los fans hacia la trilogía original. De hecho, la atracción que nadie se quiere perder y la más fotografiada es el Millennium Falcon (Halcón Milenario), la nave espacial que conducía Han Solo.
¿Podrá Star Wars: Galaxy’s Edge inspirar a un futuro filme, siguiendo los pasos de Piratas del Caribe, el viejo juego de Disney que dio origen a una saga cinematográfica superexitosa? Si bien Batuu no existe aún en Star Wars, está diseñado a imagen y semejanza de ese universo, que nació en 1977 con el entrañable episodio “IV-Una Nueva Esperanza”, seguido por el “V-El Imperio Contraataca” y el “VI-El Retorno del Jedi”. ¿Qué pensará el actor Mark Hamill al ver materializada la leche de Bantha? ¿Y al cruzarse con R2-D2 en el parque temático?
“Es impresionante ver a la gente que entra a Batuu, observando las naves, los droides... Todo fue pensado para que cada persona viviera una experiencia única. Por eso, cada uno puede crear su propio sable, diseñar su droide y comer platos galácticos, sintiendo que realmente se encuentra en el planeta Batuu”. Clarín, Ann Morrow Johnson, directora creativa de Walt Disney Imagineering, afirma que siempre está pendiente de las reacciones de los primeros visitantes en el mundo que imaginó durante tanto tiempo.
Hace hincapié en la intención inmersiva del área, para que cada uno protagonice su aventura, de acuerdo a sus elecciones: “Cuando tomas el control del Millennium Falcon: Smugglers Run, por ejemplo, la acción es tuya.
Vos creas tu propia historia: podés ser el piloto, el copiloto, el que dispara o uno de los ingenieros de la nave espacial. Entonces, cada visita es única”.
Paseo por Batuu
¿Por qué Batuu? Según Ann Morrow, “Disney quería un planeta nuevo y remoto, en el borde la galaxia, para que los visitantes pudieran protagonizar sus historias. Ya vimos un montón de películas con planetas como Tatooine o Mustafar, y lo que buscamos aquí es que se mezclen algunos elementos y personajes de los filmes con personajes de los cómics de Ethan Sacks y Will Sliney”.
Star Wars: Galaxy’s Edge abrió sus puertas el 29 de agosto pasado en Disney’s Hollywood Studios, dentro del complejo Walt Disney World Resort en Orlando.
Con 5,6 hectáreas, se trata de la ampliación más grande de un área con una sola temática -y la más avanzada desde el punto de vista tecnológico- jamás llevada a cabo en un parque de Disney.
La aplicación para smartphones Play Disney Parks, a su vez, permite interactuar con Batuu y sus residentes. Familias y grupos de amigos eligen si ayudan a un contrabandista, se unen a la resistencia o le juran lealtad a la Primera Orden. “Esta narrativa compleja forma parte de una inmersión total, que distingue a Star Wars: Galaxy’s Edge de cualquier otra área en la historia de Disney”, afirman en Hollywood Studios.