El multimillonario británico Richard Branson cumplió su sueño de volar al espacio el domingo 11 de julio, a través de su compañía Virgin Galactic en un avión cohete llamado Unity que despegó en Nuevo México, Estados Unidos.
El viaje duró al menos una hora y en él vivieron un momento de ingravidez, en el que además tenían una vista parcial de la Tierra. Branson iba con tres tripulantes empleados de Virgin Galactic: Beth Moses, Colin Bennett y Sirisha Bandla.
Jeff Bezos, ex CEO de Amazon, viajó con Blue Origin y el magnate Elon Musk no tardará en unirse al grupo con su Space X. Branson, Bezos y Musk fundaron sus propias compañías aeroespaciales y, con la salvedad de Musk, que todavía no ha detallado sus planes para viajar, decidieron que el jefe tenía que ser el primero en probarlo.
Los tres empresarios habrán viajado al espacio con la idea de ser los pioneros del turismo espacial, y esperan que en el futuro sea de masas.
El avión no puede despegar por sí solo desde la Tierra. Para ello necesita ser transportado por un avión mucho más grande (en este caso fue el SpaceShipTwo, de un solo motor de cohete) a una altitud de unos 15 km, desde donde es lanzado. En ese punto, el Unity enciende su motor para impulsarse hasta alcanzar una altura aproximada de 85 kilómetros.
Una vez alcanzados los más de 80 km, el vehículo espacial permanece suspendido en ingravidez durante unos minutos, permitiendo a los tripulantes disfrutar de la vista de la Tierra y el espacio. Luego del aterrizaje, Branson, Moses, Bennett y Bandla recibieron las Alas de Astronauta Comercial por parte del astronauta canadiense Chris Hadfield.
Branson ya ha vendido más de 600 boletos para viajar al espacio con su compañía Virgin Galactic. Cada uno tiene un valor de 250.000 dólares, para un vuelo aproximado de 90 minutos, donde los pasajeros podrán disfrutar de una vista parcial de la Tierra y del cielo espacial, así como flotar en ingravidez dentro de la cabina durante al menos cinco minutos.