Un grupo de amigos, la clásica ‘pichanga’ seguida de una ronda de cervezas y un elemento diferente a lo que se suele encontrar en este tipo de reuniones: un poeta que declama sobre todas las injusticias que atraviesan sus amigos. El escritor Luis Moncada, abogado egresado de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) y magíster en Ciencias Políticas, cuenta esta peculiar historia haciendo uso del verso (poesía) y la prosa (novela) para presentar una combinación que busca dejar un mensaje de reflexión en el lector.
“Un grupo de amigos obreros intenta resolver la enigmática pregunta de cuándo se jodió el Perú alrededor de una mesa provista de botellas de cerveza que habrán de apurar después de cada pichanga de fútbol semanal”, describe la sinopsis del libro que se publica bajo el sello editorial Planeta.
La premisa puede parecer sencilla, pero en realidad esconde una sorpresiva crítica a nuestra realidad nacional, que para empatizar con el público, elige una situación con la que la mayoría puede relacionarse: una conversación entre esos amigos que lo saben todo del otro. Y aunque podría caer en el cliché del típico monólogo profundo, se apoya en el personaje de Alonso, un poeta cuyos poemas acompañan el texto y buscan aportar una mirada más sensorial hacia los dilemas de sus compañeros.
Se trata de, como anuncia su mismo título, una mirada hacia lo que acontece en nuestro país y a lo que muchas veces somos indiferentes. Moncada describe con crueldad cuando tiene que hacerlo, pero en su objetivo está el lograr un avistamiento de esperanza, haciéndoles entender a sus lectores que para buscar lo bueno, primero hay que recordar lo malo, detestable y hasta penoso que nos pasa. Sobre la obra y sus aspectos narrativos, conversamos con su autor en la entrevista presentada a continuación.
Hablando un poco sobre el título del libro: Mirada de poeta, definitivamente hay una mirada muy humana sobre la sociedad en la que vivimos y una crítica muy clara de inicio a fin. ¿Siempre fue tu intención ir por ese lado de la crítica o es algo que se dio naturalmente?
Mis temas son siempre sociales. Tiene que ver mucho mi formación con el tema social, con las personas y con la gente. En ese roce y en las múltiples reuniones que tiene uno en la vida con familiares y amigos del mundo, siempre encontramos que la gente se queja. Siempre vemos que las personas siempre están denunciando las injusticias, quejándose de su realidad, de cómo les va en la vida, de cómo los gobiernos y el Estado no llega hacia ellos. Y eso es lo que yo recojo y transcribo.
Yo también soy uno de los indignados de ver tanta pobreza, tanta miseria a nuestro alrededor. Y no se trata solo de ver, sino también de sentir. A veces no todo en nuestra familia está bien. Eso es la realidad de todo. Nadie puede decir que la pasa super lindo. Si alguien es millonario, quizás tiene algún tipo de carencia en su familia y sufre por ellos.
La historia está contada en una mezcla de poesía y novela. ¿Qué te llevo a plasmarla de esta manera y cuál de estas dos se escribió primero?
Precisamente fue eso de compartir como testigo. Yo también soy deportista y, ¿en qué nivel o clase social se ve que la gente hace deporte? En todos los niveles, no solo en el Perú, sino también en otras partes del mundo. He vivido en Argentina y siempre se hace la famosa ‘pichanguita’ para hacer deporte. Ahí se habla de todo y hacemos nuestra catarsis.
Me dije a mí mismo: “Voy a escribir de esto”, pero uno siempre parte de algo. Entonces, quería que mi personaje fuese un escritor, escribir sus poemas y mezclar esto en donde la realidad y la historia encajen. Por eso de ahí ‘Mirada de poeta’, porque mi personaje principal, Alonso, no se considera un poeta sino un sentimental. “Voy a decir mis sentimientos. Voy a decir lo que pase él en la vida y lo que pase en su entorno con sus equipos”.
Mirada de poeta es un joven que ve el mundo indignado y con bronca, y lo denuncia en todas las etapas y comportamientos que existen en la ciudad. También de los hombres, de gente indiferente e intolerante. Entonces él en su historia va desarrollando todo eso y va plasmando en el libro.
¿Crees que la historia que presentas aquí podría funcionar sin los poemas?
Yo creo que sí, pero ya no se hablaría sobre mi personaje, el poeta Alonso, sino sería una historia diferente.
El personaje de Alonso, el poeta, ¿en qué te basaste para crearlo?
Te comento que desde hace años yo soy abogado de profesión, por lo que he litigado algunos casos. Con mis colegas y amigos que trabajan en Poder Judicial, por el Centro de Lima, nos reuníamos los viernes. En el grupo había un amigo que le gustaba declamar poemas, pero él no escribía, sino que declamaba de Vallejo, Benedetti, Gabriela Mistral, Pablo Neruda, entre otros.
Él lo hacía cuando ya estaba super mareado y le salía con un ímpetu y una energía que te sorprendía. Se paraba en el salón donde había bastantes mesas de grupitos. Ahí lo llaman ‘Viernes jurídicos’, donde se ponen a hablar de sus casos de la semana, la vida y todo. Él irrumpía con una gran potencia al declamar sus poemas, y eso también es algo ha tenido que ver con este libro.
Ese amigo, que no sé qué será de su vida, él tenía que estar super mareado para hacer esto. Pero aquí Alonso es el más centrado del grupo de sus amigos.
¿Y por qué no hiciste a Alonso un poco más atrevido, como el amigo de tu anécdota?
En este caso Alonso es el que tiene una mirada diferente de la vida y al ver tanta injusticia, la denuncia. Él es consciente de que esto debe cambiar, que la gente debe reflexionar y preocuparse por el futuro de su familia y sus hijos.
Yo creo que, como dice el libro, con la educación se van a resolver muchos problemas y nos vamos a entender mejor. Con eso tiene que ver mi libro, a eso apunta. El personaje Alonso nos lleva a esa reflexión, a que sigamos apostando por la educación, porque a veces hablamos, criticamos y no reclamamos nuestros derechos y no somos parte de la situación. Ahí podemos discutir mucho, pero no participamos. La política es fundamental y la gente tiene que participar y organizarse para buscar un mundo mejor.
Hay una parte del libro en la que hablas sobre los jefes abusivos y cómo es que nadie se atreve a enfrentarlos. ¿Dirías que este libro tan crítico es una manera de enfrentar esos abusos?, ¿por qué?
Claro, lleva a que alguien que lee mi libro se anime a no dejar pasar las cosas malas y los actos injustos. Ahora, con la tecnología se pueden hace denuncias anónimas. Esto lleva a eso, a tener una actitud de valentía también.
Es cierto que en todo nivel hay estos personajes que solo por suerte, raras oportunidades o por un currículo llegan a otras cosas. Pero no es por ser más capaces, sino porque tuvieron la oportunidad de que alguien les ayude, como sus padres.
Así, avanzan en la vida pensando en ese derecho de ser superiores. A veces la gente también aguanta ese abuso de ellos por necesidad o por su familia, porque tienen a alguien que alimentar. La vida es bien difícil en ese sentido.
Existen situaciones muy humanas y crueles a lo largo de la historia que se cuentan, creo yo, con una frialdad necesaria. ¿Con cuál de estas te identificas más o cuál sería tu favorita?
Las cosas negativas lo digo nada más por revelarlas y compararlas, porque ¿quién no tiene tristezas en la vida? A veces tratamos de olvidarlas y no las queremos recordar, porque no es de buen gusto. Pero yo creo que a veces es necesario (recordarlas) para no olvidarnos de dónde venimos o de lo que nos pasó. Hay gente que, así como estos jefes abusivos que mencionas, vienen de lugares muy humildes y sufrieron mucha injusticia. Pero cuando ellos están en una posición de mando se vuelven peor que los que nunca han sufrido.
A veces la gente cree que, por un golpe de suerte, esta es eterna. ¡Cuántos políticos he conocido yo que antes estaban en el Congreso, pero cuando salieron estuvieron como la gente mortal! Pero antes, cuando estaban arriba, atropellaban y decían de todo. Luego se encuentran en el llano y la realidad les da una cachetada.
Sobre esto de que “la realidad puede dar una cachetada muy fuerte”. En el libro tiene lugar un accidente. ¿Por qué decidiste introducir este evento en la historia?
Porque la vida es así, es un tiempo nada más; todo lo que tú hagas en la vida, para bien o para mal. En el caso del libro, cada personaje tiene una historia y cada una va a terminar. Lo único seguro que tenemos en la vida es que vamos a dejar de existir, vamos a morir y la vida va a continuar con otros personajes, como sucede en el libro.
La vida es un periodo, la vida puede ser un instante, semanas, años, pero finalmente es un tiempo determinado para las personas, y en ese tiempo… ¿qué hemos hecho?, ¿hemos tenido la oportunidad de ser felices? A veces no lo somos por caprichos o, creo yo más que todo, por la falta de educación. No me refiero a la acumulación de grados académicos, sino que muchos no entendieron la lección de que la vida es estar bien, ser feliz, vivir en paz y con amor.
Cuando tú te mueres, no te llevas nada, no dejaste nada bueno y a los que amaste los dejaste de repente inseguros, confundidos y te vuelves una persona a la que no te conociste tú mismo; no entendiste lo que era la vida. Para ser feliz, creo que uno primero debe conocerse, entenderse y cambiar para pretender cambiar el mundo y la vida; eso logra la felicidad.
¿Qué se viene más adelante para ti? ¿Te gustaría escribir nuevamente algo así o explorar otros terrenos de la literatura?
Mis cuentos ya están terminados con poemas, estructuralmente. Ahora hay que revisarlos, volver a leerlos; están en corrección. Son cuentos que tienen que ver con la naturaleza y con la vida, donde participan animales, aves y de todo. Dios quiera que el próximo año salga.
Aparte, estoy escribiendo una novela interesante que saldría de aquí a dos o tres años aproximadamente. Tiene que ver con el surgimiento de un emprendedor y cómo su fe en Dios le potencia a ser exitoso en la vida. Yo soy muy creyente, en general, no participo en iglesias y no creo en sacerdotes o ángeles ni evangélicos. Creo en Jesús como un hombre y mi libro tiene que ver con ese ‘algo’.
Y esos son mis planes, ya veremos qué pasa. Tú sabes que las historias van cambiando cuando las escribes. Pueden morir o no morir al final.