Santiago de Chile. EFE
El escritor chileno Raúl Zurita, galardonado con el XXIX Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, aseguró este martes que “todo premio se desfonda contra la miseria y la situación de pobreza y desesperanza actual”.
Zurita, uno de los poetas más reconocidos en el país junto con Gabriela Mistral, Pablo Neruda, y Nicanor Parra, conversó en una entrevista con Efe en su casa de Santiago de Chile, horas después de ser informado de manera telemática de que se le otorga el máximo premio del género en español.
El escritor, detenido durante el golpe de Estado del general Augusto Pinochet en 1973 por ser militante comunista, se refirió a la actual pandemia de coronavirus que vive el mundo, así como a la crisis social y política que vive Chile, la más grave desde el retorno a la democracia en 1990 y al histórico plebiscito que se celebrará el próximo mes de octubre.
¿Cómo fue recibir el premio en medio de una pandemia mundial?
Fue una sorpresa, no me lo esperaba, estaba pensando en otras cosas... (titubea). Estaba pensando en lo mal que están los que están mal, una cosa que me aterra, es insoportable. Es el espectáculo de pobreza extrema, de gente que si no sale se muere de hambre, lo que hace absurdo que a uno le den un premio. Todo premio se desfonda contra la miseria y la situación de pobreza y desesperanza actual.
¿Qué significa este galardón para su carrera?
Yo pertenezco al gran río de la poesía chilena. Siento que, desde el otro lado del océano, el gran río de la poesía hispánica abraza a este río de la poesía chilena a través de mí, se dan un abrazo en sus aguas y me alegra ser la ocasión de ese encuentro.
Su obra ha estado siempre marcada por el contexto político de Chile. ¿De qué forma le ha influido la crisis social que vive el país desde el pasado octubre?
El estallido social era algo que por supuesto iba a venir, nos marcó a todos profundamente. El que tenía los ojos semicerrados los abrió, y los que lo sabíamos, nos confirmó que esta es una lucha que continúa. A mí me alegra profundamente haber sido partícipe hasta donde mis 70 años me dan.
¿Cree que la poesía y el arte pueden servir para canalizar estas demandas ciudadanas?
La poesía no puede cambiar una sociedad, pero sin la poesía nada es posible. Sin esa imaginación de que se puede ser otra cosa. Una suerte de desesperada esperanza. Sin agua puedes vivir 72 horas, pero sin un sueño por débil que sea, se acaba la vida en cinco minutos.
¿Cree que el histórico plebiscito que se va a celebrar en octubre abre un nuevo horizonte de cambio para Chile?
Sí, veo un horizonte que es posible. Tenemos una oportunidad grande de mejorar. Hay que ser prudente, sabio y tener una mirada a largo plazo porque el mundo ha cambiado.
En 2018 publicó un poema que se llamaba “El horror continúa, la dictadura continúa”. ¿Sigue siendo así?
Yo viví toda la dictadura acá (en Chile), fueron años terribles. Se acabó la dictadura y se volvió a una democracia, pero fue una democracia con tantas cortapisas, tan arreglada por un lado... La crisis de hoy es una crisis atrasada de la dictadura, ahora no desaparece gente, aunque sí los ciegan.
¿Qué impresión tiene respecto a las masivas manifestaciones?
Las imágenes de la Plaza de la Dignidad con todos los colores son preciosas, un estallido de creatividad, pero claro, irrumpe la anarquía, el acompañante feroz de estas cosas y es inevitable, pero a la vez es terrible.
¿Y qué opina de todos los episodios de violencia acontecidos en el marco de las manifestaciones?
Estar en contra de la violencia es estar contra la violencia. Se vieron cosas terribles, gente tan pobre que perdió todo lo que tenía, que les destrozaron sus “quiosquitos”... Esas cosas son para llorar, pero para seguir más echándoles la culpa a los verdaderos culpables, los que producen las condiciones tales para que estas cosas pasen.
¿Tiene algún nuevo proyecto entre manos?
Sí, tengo un libro que ya está terminado y saldrá el próximo año. Tiene que ver con esta época de crisis, de esta crisis política atrasada desde la dictadura.