Científicos de la Universidad de Glasgow, en Reino Unido, encontraron dos casos de transmisión de Sars-CoV-2 como parte de un programa de detección de la población felina.
Los investigadores han identificado dos casos de contagio de la COVID-19 de humano a gato. Los animales eran de diferentes razas, vivía en hogares distintos y mostraban signos respiratorios de leves a graves.
El grupo de científicos determinó que fueron infectados por sus dueños, quienes tenían síntomas de la COVID-19 antes del contagio de los felinos.
Un estudio publicado en Veterinary Record señala que no existe evidencia de transmisión del virus de gato a humano o que animales domésticos en general desempeñen un papel apreciable en las infecciones humanas por COVID-19.
Los investigadores indicaron que los animales domésticos podrían actuar como un “reservorio viral”, permitiendo la transmisión continua. No obstante, advirtieron que era necesario mejorar la compresión sobre las mascotas y determinar si desempeñaban un papel en la infección de humanos.
La profesora Margaret Hosie, del centro de investigación de virus de MRC-University of Glasgow y autora principal del estudio, se refirió sobre los dos casos de felinos infectados en Reino Unido. “Estos dos casos de transmisión de persona a animal demuestran por qué es importante que mejoremos nuestra comprensión de la infección animal por Sars-CoV-2″, puntualizó.
Además, destacó que la transmisión de animal a humano representa un riesgo relativamente bajo para la salud pública en áreas donde la transmisión de persona a persona sigue siendo alta.
A cat stands in a sofa at a house in Havana, on February 25, 2021. - Cuban authorities pledged that before the end of February there will be an animal welfare law, the first achievement of civil society in Cuba. (Photo by YAMIL LAGE / AFP)
El primer animal que desarrolló síntomas se trató de una gata Ragdoll, de cuatro meses. Ocurrió a finales de marzo de 2020, reseñó el portal de The Guardian.
La gata fue trasladada al veterinario con dificultades respiratorias en abril de 2020, pero su estado se deterioró y tuvo que ser sacrificada. Las muestras pulmonares post mortem revelaron daño compatible con una neumonía viral y había evidencia de infección por Sars-CoV-2.
El otro caso corresponde a una gata siamesa, de seis años, de un hogar donde un dueño dio positivo por COVID-19. El animal fue trasladado al veterinario con con secreción nasal y conjuntivitis, pero sus síntomas permanecieron leves y el gato se recuperó más tarde.
La infección se determinó por una prueba de hisopado enviada entre marzo y julio de 2020. Sin embargo, los científicos consideran que la frecuencia de transmisión de persona a animal han sido subestimadas debido a la limitación que existe con las pruebas en animales.