El reciente programa de sonificación de datos de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de los Estados Unidos (NASA) abre un nuevo abanico de admiración hacia los fenómenos del universo, mediante el Observatorio de rayos X Chandra, el telescopio espacial Hubble y el telescopio espacial Spitzer.
Para darnos una idea de cómo suenan estos ingentes eventos, los científicos han convertido sus datos recabados en notas tocadas por instrumentos de la Tierra. Así, cada secuencia de luz es traducida en un tono distinto.
La Nebulosa del Cangrejo es una remanente (residuo) de una supernova, que tiene una estrella de neutrones. Según la web oficial de la NASA, cada longitud de onda responde a una familia diferentes de instrumentos musicales.
“Los rayos X de Chandra (azul y blanco) son de latón, los datos de luz óptica del Hubble (púrpura) son cuerdas y los datos infrarrojos de Spitzer (rosa) se pueden escuchar en los vientos de madera”, se apuntó en la plataforma digital. Además, la luz de la parte superior se reproduce como un grupo de tonos altos; la luz brillante se pone en marcha de un modo fuerte.
A unos 3.700 millones de años luz de la Tierra, el cúmulo de balas (bullet cluster) procedente de un choque de galaxias proporcionó “la prueba directa de la materia oscura”, de acuerdo con información de la NASA.
Los rayos X de rosa, conseguidos por Chandra, grafican el gas caliente. El color azul representa el fenómenos llamado lente gravitacional, la luz curvada por un cuerpo masivo, gracias al Telescopio Hubble.
Las frecuencias bajas del sonido se asocian a la materia oscura; por su parte, los rayos X se asignan a frecuencias más altas.
En 1987 —por ello el nombre de la supernova—, la explosión estelar fue vista desde una galaxia satélite de la Vía Láctea, en la Gran Nube de Magallanes, a 168.000 años luz de distancia.
“Esta fue una de las explosiones de supernova más brillantes en siglos y pronto se conoció como Supernova 1987A”, se describe en el mencionado portal de la agencia espacial estadounidense.
Las observaciones de Chandra se distinguen en color azul y las de Hubble, en anaranjado y rojo, entre los años 1999 y 2013. Cuando el enfoque (círculo en la edición de video) se mueve, los datos se vuelven sonidos aptos para el oído humano, “con una luz más brillante que se escucha como notas más altas y más fuertes” que danzan por el universo.