Las capas de hielo de Groenlandia presentaban, desde 1970 hasta 1990, un equilibrio en la ganancia y pérdida de su masa, pero esa realidad optimista dista de los datos actuales: la región nororiental de América del Norte no ha vuelta a ser la misma.
De acuerdo con una investigación dirigida por Twila Moon, científica del Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo en la Universidad de Colorado Boulder, y sus colegas de otras instituciones de Estados Unidos, el retroceso del hielo en Groenlandia ha transformado la forma de sus costas, así como el flujo de los glaciares y sedimentos. Estos cambios impactarían en los ecosistemas humanos y animales.
Las conclusiones se basaron en un estudio llamado ‘Reconfiguración rápida del margen costero de la capa de hielo de Groenlandia’, que está publicado en la revista Journal of Geophysical Reseach: Earth Surface.
“El retroceso del borde del hielo es omnipresente y prácticamente no hay glaciares que experimenten avance”, se enfatizó en el resumen exhaustivo.
Moon se mostró asombrada por la actual situación ambiental de Groenlandia, incluso dijo que los signos del paisaje modificado pueden ser vistos desde el espacio. “Y a medida que el borde de la capa de hielo responde a la rápida pérdida de hielo, el carácter y el comportamiento del sistema en su conjunto está cambiando”, resaltó.
Los investigadores juntaron datos de la NASA y el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), a partir de 1985 hasta 2015, a fin de comparar múltiples bordes de hielo. Llegaron al consenso de que, de los 225 glaciares conectados al mar que se tomaron en cuenta, 220 han retrocedido desde el 2000. Ahora, el 89% de todos ellos también se retiró en los últimos 10 años.
La pérdida anual del agua en estado sólido superó en un 14% a la apuntada entre los años 1985 y 1999, si se analiza la información histórica. Pero, lamentablemente, la advertencia medioambiental más preocupante fueron las 500 gigatoneladas de hielo perdidas por año debido al cambio climático del océano Ártico.
“A medida que el océano Ártico y la atmósfera se calientan, podemos ver claramente que el flujo de hielo hacia el océano se acelera y el borde del hielo se retira”, manifestó Alex Gardner, integrante del Laboratorio de propulsión a chorro en el Instituto de Tecnología de California (Estados Unidos) y coautor del trabajo.
A su vez, precisó que se pueden observar las complejidades de los glaciares individuales, a causa de las variaciones en las propiedades del agua que los rodean. Este detalle ayudará a los científicos a proyectar el aumento del nivel del mar en las costas, explicó Gardner.
“Sin observaciones detalladas de desglaciaciones anteriores y con límites en las capacidades de simulación por computadora de la capa de hielo, estos registros de observación proporcionan un análogo importante para la desglaciación pasada y para proyectar la pérdida de hielo futura”, apuntaron los expertos en el estudio.