No hay que alejarse demasiado de Lima para deleitarse con las chirimoyas de Callahuanca, el distrito de la provincia Huarochirí donde reina este dulce fruto andino. ,Iván Reyna / Revista Rumbos Santa Rosa de Callahuanca es un pueblo ordenado y seguro. Sus calles lucen asfaltadas y señalizadas y, al primer vistazo, se detectan varias caricaturas de chirimoyas convertidas en señales que orientan al visitante hacia la municipalidad, a las cabinas de Internet, al estadio y a sus sitios turísticos. PUEDES VER: Lunahuaná: los camarones ‘pizzeros’ Las casas se debaten entre la modernidad y especial respeto por lo ancestral. La pulcritud de sus calles dice mucho de la conciencia cívica de sus habitantes. En Callahuanca se respira a ciudad limpia. Se respira a Chirimoya. En Callahuanca las chirimoyas están hasta en las señales. Foto: Iván Reyna Chirimoyas a la carta La chirimoya de Callahuanca es exquisita. Se destaca por su pulpa blanca, suave, nutritiva y aromática. Era la delicia de los incas. Razones suficientes para que hoy se le reconozca a Callahuanca como el 'Paraíso de la Chirimoya'. Y claro que este fruto peruano -solicitado internacionalmente- hoy forma parte de una gama interesante que acompaña a los platos emblemáticos del valle. La señora Regina Ortega Rimey del restaurante El Chirimoyo, nos ofrece torrejitas con papa huairo, chicharrón de cerdo, ají solterito, canchita, huatia de carne, carapulcra, y las infaltables truchas: fritas, al ajo, sudado y cebiche. Usted escoge. La mesa está servida. Foto: Iván Reyna En esa misma línea, Doris Urbano Castillo del restaurante Jonsu, nos engríe con pan, bizcocho, pie, budín, pizza, alfajor, manjarblanco, néctar, jugos, canelones, galletas, tortas, pasteles y mermelada de chirimoya. Su esposo, Eugenio Salazar Villanueva, conduce a los turistas por su parcela demostrativa y otros predios en los que hay 400 árboles del festejado fruto. Y para engreírnos aún más, los hermanos Magda, Maritza, Juan, Jorge y Nélida, de la inigualable Heladería Vílchez, nos presentan unos dulces irresistibles como las tortas tres leches de chirimoya, kekes, helados, souflé y yogurt de chirimoya. Los helados se preparan con pulpa pura de chirimoya. Pero hay más manjares como los helados de fresa, lúcuma, membrillo, maracuyá y mango. La distinción de los helados Vílchez es que se venden únicamente envasados. Dulce chirimoya. Foto: Iván Reyna Y como no podía faltar una bebida espirituosa para asentar el banquete, doña Regina Ortega nos ofrece el famoso chirimpisco, el trago emblemático de los callahuanquinos, un cóctel afrodisíaco conocido popularmente como el 'viagra andino'. Así da gusto volver. Panorama ecológico Antes de regresar a Lima, enrumbamos al Centro Ecológico y Turístico Piedra Huaca (dos kilómetros de camina), un hermoso paraje privado de cinco hectáreas. Aquí, desde hace 10 años, la familia Villanueva Fuentes promueve el turismo mostrándole a los viajeros bosques de piedras, restos arqueológicos y su piscigranja con 15 000 truchas tropicales de la especie salmón arco iris, donde se puede practicar la pesca deportiva. También hay espacios para acampar. Helada sensación en Callahuanca. Foto: Iván Reyna El dato El distrito está formado por los anexos de San Pedro de Chauca y Barbablanca, así como los caseríos de Purunhuasi y San José de Tucre. En Rumbo Dónde: A 50 kilómetros de Lima por la carretera Central. En el parque Echenique de Chosica encontrará las couster que lo llevarán a la tierra de las chirimoyas. Comer: En los restaurantes El Chirimoyo, calle Santa Rosa esquina de la Plaza principal; y Jonsu, avenida 12 de Abril 117. Dulces y helados en: Heladería Vílchez, avenida Lima s/n, costado de estadio; y en la tienda El Callahuanquino, a una cuadra de la plaza principal. El mirador de Callahuaca es una de las excursiones recomendadas. Fotos: Iván Reyna