La autora del libro Lambayeque: algodón nativo y artesanía textil rescató la historia de una especie peruana que estuvo a punto de desaparecer en el siglo XX. Esta es su historia. , Luis Pérez / Revista Rumbos Sin tintes. Solo al natural. Fue así como la diseñadora Cristina Gutiérrez abrió los rumbos que la llevararían a las raíces del algodón nativo, un producto nacional que estuvo a punto de quedarse en las crónicas del Perú prehispánico y en la memoria de los abuelos. PUEDES VER: Catacaos: María Mendoza, una vida tejida con paja toquilla Rescatar la historia de esa especie peruana -desde la siembra hasta su transformación en finas y reverenciadas joyas textiles-, fue el objetivo de la autora. Y es que en el siglo XX, el algodón nativo pasó a ser visto como un contaminante y proveedor de plagas; entonces, su producción decayó poco a poco. Técnica textil conversada por las mujeres de Lambayeque. Foto: USMP "A través de normativas de agricultura, el gobierno central inició su erradicación por ser una plantación perenne hospedera de plagas. Ese fue el argumento por las que muchas familias dejaron de cultivarlo. Fue un golpe para su cultura y economía", recuerda sus estudios y comparte sus conocimientos Cristina Gutiérrez. Pero la fuerza de las hijas del pueblo Muchik (en la costa norte del Perú), permitió que no mueran las plantas y se mantuviera la tradición agrícola y artesanal. Ellas resistieron escondidas en jardines y linderos hasta tener el despegue comercial que ahora poseen. Esas mismas mujeres, herederas del saber ancestral y agrícola, son las que hablan en las páginas de Lambayeque, algodón nativo y artesanía textil, la obra de Cristina Gutiérrez publicada por la Facultad de Ciencias de la Comunicación, Turismo y Psicología de la Universidad de San Martín de Porres (USMP). Algodón nativo e instrumentos de trabajos de las textileras. Foto: USMP "Mi publicación tiene voz propia. Ayudé un poco, pero son las voces de textileras unidas en una sola. Ellas son las responsables dE proteger genéticamente el algodón nativo sin alteración alguna", cuenta la diseñadora. "El libro posee un corazón porque es parte de mi cultura, de la cultura de todos los peruanos", añade. Basándose en sus 12 años de investigaciones, Cristina Gutiérrez está convencida que el epicentro del algodón nativo (jam, en lengua muchik) es el valle de Ñanchoc (Saña, Lambayeque) y que su origen se remonta a hace 5 000 años. Los antiguos lo utilizaron para hacer trueques, sellar alianzas políticas y nutrir el sistema económico, entre otros. Es así que Gutiérrez, grabadora en mano y aferrada a su pasión por revalorar el algodón nativo, recorrió las caletas de San José, Monsefú y Etén, además de Túcume y otras zonas de Lambayeque, en las que encontró a las mujeres en sus quehaceres textiles. Ella se presentó tal cual: sin máscaras, motivándolas a darle mayor impacto a sus trabajos. Ellas son las voces de la publicación de Cristina Gutiérrez. Foto: USMP "Jamás se opusieron a recibir mi asesoría y cuando el trabajo comenzó a dar sus primeros frutos, aprendieron las exigencias del mercado, los estándares de calidades de las fibras y la necesidad de nuevos diseños", describe la mujer que hace unos días presentó su libro en México. En las páginas de su publicación están los saberes preservados por Basilia (caleta San José), Rosita Farroñán (Morrope), Susana Bances (Túcume), Nicolasa Ballena (Monsefú), entre otras guardianas de la textilería artesanal del algodón nativo, fibra ecológica que no posee tintes ni plásticos. Es al natural, como el andar de Cristina Gutiérrez a favor del patrimonio del Perú. "Es el momento de que el algodón nativo tome el lugar que le corresponde. Es el momento que sea apreciado por peruanos y extranjeros; entonces, en manos del Estado y de nosotros queda esa labor", ese es el anhelo de Cristina Gutiérrez, quien concluye el diálogo con esas palabras cargadas de esperanza. Los datos El libro Lambayeque, algodón nativo y artesanía textil, fue presentado en la Cámara Nacional de la Industria Textil de México (Canaintex), por la Embajada del Perú y la Oficina Comercial del Perú en México (Ocex México). El algodón nativo tiene un rosario de colores naturales (blanco, crema, beige, rojizo, verde, amarillo y lila), variedad que es aprovechada por las textileras. En 2008 el algodón nativo fue declarado Patrimonio Genético Étnico-Cultural de la Nación.