Declarada recientemente como plato bandera de la región Lima, la sopa seca cañetana puede ser un peligro para los paladares foráneos. Por esa razón recomendamos no comerla. Así evitará que su paladar -y acaso también su corazón- se enamore de la sazón de esta tierra bendita. , Luis Pérez / Revista Rumbos No es ninguna exageración, pero si no quiere correr el riesgo de que su paladar se acostumbre a la buena sazón de una provincia donde las pallas zapatean al ritmo del violín y el arpa, lo mejor es que cierre la boca y se guarde las ganas de descubrir a qué sabe su exquisita e inigualable gastronomía. PUEDES VER: Nelson Chui: la región Lima será la mejor integrada del país Si no logra contenerse y usted se deja conquistar por los placeres culinarios en algunas de las playas o quebradas de este lugar o en los caminos que conducen a la Reserva Paisajística Nor Yauyos Cochas, habrá descubierto lo que es comer rico y sin refinamientos ni etiquetas de restaurantes cinco tenedores. Las hermanas Solano Fernández son especialistas preparando sopa seca cañetana. Foto: Ángel Chávez Después de esa experiencia, no será complicado decirle ni hacerle entender que aquí existe un platillo que quien escucha su nombre, saca pisco o cachina de donde sea, para armar un jaranón criollo de padre y señor nuestro. Qué importa si es lunes o fin de semana. Lo que vale es compartir con la familia y los amigos, la verdadera esencia tradicional de cocinar una sopa seca cañetana. Pero si las fiestas hasta que cante el gallo o el beber un buen pisquito y cachina mientras se espera la hora del bitute, no son actividades de su agrado y no le parece mala idea seguir estresándose en la oficina, solo le diremos que se perderá las conversaciones de las más fieles y ranqueadas cocineras, quienes revelan que la verdadera sopa seca no tiene excesivos colorantes ni es tan seca como en otros lugares. Es casi jugosa y en su punto. Eso es lo que se atreverán a contar las hermanas Iris, Francisca y Andrea Solano Fernández. Maestras de la cocina que en Plaza Restaurante, el templo de la gastronomía tradicional de Cañete (Lima), siguiendo la herencia culinaria de su padre, Chicha Solano, atesoran los saberes de cómo preparar una suculenta sopa seca que se sirve como para músicos. La gastronomía cañetana sabe a festejo de rompe y raja en los paladares. Foto: Ángel Chávez Ah, perdón, si usted es light, y este tipo de banquetes no van con su estilo alimenticio o, tal vez, no disfrute del pollo, cerdo, gallina, pavo o camarones fresquitos, recién capturados en el prodigioso río Cañete, no se olvide que sí o sí, al menos uno de esos ingredientes, estará presente en la sopa seca, bien resguardada con su yuquita sancochada. Y si participa de un matrimonio, bautizo, quinceañero, cumpleaños o cualquier otra celebración, ni piense que el plato de fondo será gourmet. Si eso es lo que espera, opte por enviar el regalo nomás. Y si se lo cuento es porque esas y otras cositas suceden en Cañete, mi tierra, donde la sopa seca es sinónimo de identidad y orgullo. Estimado amigo, si no quiere vivir tantas anécdotas y aprendizajes mientras el cajón y el bongó hacen de las suyas, ¿sabe qué?, no se atreva a probar la sopa seca cañetana. Repito, usted corre peligro, sobre todo porque en esas idas y vueltas en busca de engreír su paladar, lo más probable es que termine enamorándose de una cañetana. Advertido está. Luego de degustar la sopa seca es buena idea beber un par de traguitos de pisco. Foto: Ángel Chávez En Rumbo Dónde: Plaza Restaurante, jirón Dos de Mayo 420, Plaza de Armas de San Vicente de Cañete / T. 581 2528.