Uno de los mayores atractivos de Nauta (Loreto) es la confluencia de los ríos Marañón y Ucayali, donde el cauce naciente recibe el nombre de Amazonas. Viaje y explore la selva en la siguiente crónica. , Luis Pérez / Revista Rumbos Descubrir si era verdad o solo un mito el increíble 'País de la Canela'. Ese fue el objetivo de la expedición capitaneada por el español Francisco de Orellana. Un viaje de exploración a una selva virgen, organizada en setiembre de 1538 por Gonzalo Pizarro, el hermano menor del conquistador del Perú. PUEDES VER: Nauta, el palpitar de una ciudad amazónica | FOTOS Pero el ambicioso sueño de encontrar el 'Dorado' -así también era llamado- no se concretaría jamás, aunque Orellana alcanzaría la gloria. Y es que el 12 de febrero de 1542 descubrió un gran torrente al que bautizó como 'Río Grande de las Amazonas'. Una inexplorada vía fluvial que lo llevaría hasta el océano Atlántico. Mirador de la comunidad nativa Miguel Grau. Foto: Luis Pérez Excursión al natural La travesía de Orellana no es una leyenda. La contaron en su tiempo los cronistas españoles. Así recuerda Juan las lecciones de historia que recibió en la escuela sobre el descubrimiento de ese caudaloso río, considerado una de las Siete Maravillas Naturales del Mundo. Sus palabras atraen la atención de los tripulantes del deslizador que, poco a poco, se aleja del puerto de Nauta (Loreto), bajo un cielo apagado con nubes que presagian un aguacero. Entonces, una vez concluida la ilustración, deja que todos se maravillen con las múltiples voces de la selva. En el recorrido hacia el mirador se observa el transporte de alimentos. Foto: Luis Pérez Y es que Juan, sin ser Orellana, dirige su embarcación hacia el 'Río Grande de las Amazonas'. Su única ambición regionalista es que al menos esos cinco viajeros armados con cámaras fotográficas y una libreta de apuntes, conozcan el resultado de la confluencia de los ríos Marañón y Ucayali. Y mientras eso sucede, el momento es ideal para refrescar las manos, brazos o piernas con las aguas del Marañón, hipnotizarse con el horizonte boscoso, reflexionar o aprovechar el vaivén de la embarcación para una siesta por más que el calor sea infernal. En fin, siempre hay algo qué hacer en esos casi 40 minutos de viaje. Vista de la comunidad y el río Amazonas. Foto: Luis Pérez Amazonas gigante Encuentro de dos aguas. Es el Amazonas. "Aquí nace", se ufana Juan, por más que existan varias hipótesis sobre el origen del río más caudaloso del mundo. Lo que si es cierto es que, a unos metros, un curioso delfín rosado salta y juega. Es el único. Quizá más tarde emerjan otros, pero no hay esperas. El tiempo no anda con perezas. Claro. Es que aún hay algo más, pero en tierra firme. Una torre de hierro de 10 plantas y 35 metros de alto en la comunidad nativa Miguel Grau, espera que los exploradores lleguen a su cima y tengan visiones bucólicas: árboles tupidos, casitas de madera y el Amazonas como telón de fondo. La misión de Juan se cumple entre pincelazos históricos y paisajes espectaculares, porque la búsqueda del gran río Amazonas no es un cuento o una alucinación. Mucho menos un mito con sabor a canela. Descúbralo. Las aves también son parte del atractivo. Foto: Luis Pérez En Rumbo Ruta: Carretera Iquitos - Nauta. Tiempo: 90 minutos. Travesía: Tomar un motocar hasta el puerto de Nauta. Buscar las pequeñas embarcaciones que van hasta la comunidad nativa Miguel Grau. Costo: S/. 20 por persona.